El alcalde de Santa Cruz de Tenerife, José Manuel Bermúdez, sorprendió a casi todos, ciudadanos y organizaciones políticas, cuando, en junio del pasado año, dio a conocer públicamente un acuerdo con el PP para conformar el gobierno municipal que garantizase lo que hoy, a nivel nacional, se busca y rebusca irresponsablemente sin llegar a ningún puerto porque se piensa en el provecho de los partidos políticos y no en el interés general de una nación que atraviesa una situación nada deseable, ni interior ni exteriormente (Bruselas). Bermúdez negoció con los "populares" después de madurar una realidad que afectaba al común chicharrero, y que no era otra que la estabilidad del municipio. ¿Comenzará José Miguel Ruano, secretario de los neonacionalistas canarios, la criba anunciada tirando de las orejas a Bermúdez? La vicepresidenta del Gobierno de Canarias, Patricia Hernández, quien apoyó a Pedro Sánchez, camina desconcertada ante esta decisión porque la visión que le llega desde el interior de su partido (cesión de cuatro senadores a los independentistas) no es precisamente como para emplear cohetería. Ha afirmado, queriendo ser original, que los acuerdos son de "primero de pacto", con lo cual transforma una alianza política en una disciplina universitaria, alejándola así del asunto en cuestión.

En la Casa de los Dragos, la decisión del alcalde, pues, de romper con los socialistas-obreros se puede enmarcar formando parte de una medida acertada y con, sobre todo, visión de futuro (restan aún los casos Mamotreto y Las Teresitas, que se dilatan y dañan). Sólo con echar una ojeada a lo que sucede en ambientes próximos, lejanos y similares, se puede deducir que el citado pacto municipal del pasado año ha sido, hasta hoy, absolutamente fructífero para la ciudad. Entre otras razones porque, después de una tediosa inactividad de gobiernos anteriores, los ciudadanos podemos comprobar cómo este equipo ha abordado con seriedad y preocupación (a la vista del terrible deterioro de parte del patrimonio histórico de Santa Cruz) la restauración de inmuebles y edificaciones que vienen cayéndose a pedazos a lo largo de años y años de abandono. Un ayuntamiento tiene que ser ejemplo de una buena gestión que infunda confianza en el ciudadano y, con los tiempos que corren, que origine un retrato de transparencia que, igualmente, provoque un ambiente de optimismo en el vecino.

La guagua turística pasea todos los días a miles de viajeros que deciden conocer nuestra capital de primera mano. El itinerario que sigue transcurre, entre otras zonas, por la plaza de los Patos y por la Escuela de Comercio. De buena fuente municipal, conocemos algunas de las prioridades que este ayuntamiento está empecinado en afrontar en los próximos cuatro años y que aquí nos hemos hecho eco en anteriores artículos. Una de ellas, y volvemos a citarla por si al alcalde le falla la memoria durante los iniciados carnavales (el alcalde es un entusiasta carnavalero), es la rehabilitación de la plaza de los Patos, para lo que se tienen previstos 500.000 euros y respeto total a su historia. Los azulejos y los mosaicos presentan un deterioro que demuestra la desidia a la que ha estado sometida por ilustres ineptos. Por la fuente central (la oca) hace tiempo que no fluye el agua y las pobres ocho ranas muestran un aspecto lamentable, mientras los turistas fotografían, estupefactos, tan encantador lugar de la capital. El suelo de la fuente ya casi ni existe. No hay que olvidar que estamos ante un Bien de Interés Cultural y, por consiguiente, el respeto, incluso a los bancos, con publicidad exquisita que insertaron en su día las empresas que sufragaron los gastos para su diseño y ubicación, no debe desviarse en aventuras inútiles.

Otra gran prioridad está un poco más abajo y es, nada más y nada menos, que la mansión neoclásica donada a Santa Cruz por Imeldo Serís, marqués de Villasegura, conocida desde siempre por la Escuela de Comercio. Invitamos a nuestros pacientes lectores a pasear por la rambla 25 de Julio y a detenerse unos momentos frente a este, asimismo, Bien de Interés Cultural. Lo que allí se puede observar es algo incomprensible: una joya de la arquitectura abandonada en su totalidad, en la que, urgentemente, deben iniciarse ya las obras de rehabilitación de la fachada para, después, adentrarse en su interior y ordenar todas las dependencias. Junto al Palacio de Carta y la Gran Logia Masónica de Añaza, son los tres edificios más importantes del patrimonio de Santa Cruz de Tenerife, una ciudad con una historia enclavada, por decisión de una inepcia generalizada durante años, en una zona de bares en la calle La Noria. Increíble.