Más de 12 años de trabajo, unos 300 colaboradores y un proyecto que maduró alrededor de una idea: "Conocer para amar y amar para cuidar, proteger y conservar". A partir de ese paradigma se armó un proyecto pasional que coordina Daniel Fernández Galván. "Rincones del Atlántico" acaba de publicar el tercer tomo de "Arquitectura y paisaje. La arquitectura tradicional en el medio rural de Canarias". Con una mayor densidad que en las ediciones anteriores, este volumen profundiza -en sus 544 páginas y cerca de tres mil fotografías en color- en aspectos vinculados con la arquitectura tradicional.

Nueve números y tres especiales comprenden el perímetro de una aventura que se activó sin un afán recaudatorio. "Para llegar hasta aquí hemos desarrollado una política de ONG; una especie de SOS para que los ciudadanos fueran conscientes de la sensibilidad que hay que tener con respecto al medio ambiente", cuenta el motor de una experiencia que recurrió a una operación de "crowdfunding" con el objeto de proyectar los cimientos de una revista que se puso en circulación "sin publicidad y alejada de las herramientas convencionales a las que se suele recurrir en estos casos", destacó Fernández Galván en relación a la puesta de largo de un libro que ya se ha presentado en el Museo de la Naturaleza y el Hombre de Santa Cruz de Tenerife, en el Ateneo de San Cristóbal de La Laguna y en La Orotava.

Mapas antiguos, pinturas y fotografías aéreas recopilan un "tesoro" visual de la evolución del paisaje canario en los últimos 50, 80 o 120 años. "Es un documento que se debe estudiar con precisión para ver qué es lo que hemos hecho con la naturaleza en todo este tiempo", recomienda.

Fernández-Galván sabe que un trabajo de este calado tiene no tiene un mercado fácil. "Nos gustaría llegar a la comunidad escolar porque esta puede ser una herramienta de trabajo bastante interesante, pero todavía estamos dando los primeros pasos de una colaboración con la Consejería de Cultura", cuenta en relación a una iniciativa que recupera "lagunas" que se conectan con la memoria y el patrimonio más antiguo, a veces abandonado y olvidado, de Canarias.