Todavía no había pasado de la página veinte y ya me había parado unas cuantas veces a releer lo que tenía entre manos. Lo que voy leyendo son historias personales, experiencias, acompañadas de un análisis o una explicación técnica, el de la doctora Rafaela Santos, que es la presidenta del Instituto Español de Resiliencia.

La primera vez que oí hablar de resiliencia fue a un entrenador de fútbol llamado Marcelo Bielsa, creo que por aquel entonces entrenaba al Athletic de Bilbao. El hombre no era muy dado a conceder entrevistas. No obstante, sí ofrecía charlas donde exponía su particular manera de entender su oficio. Un periodista se dio el trabajo de sintetizar algunas ideas clave y, entre ellas, subrayó la resiliencia. Según Bielsa, esta es la principal virtud de un deportista. Y lo explicaba diciendo que los grandes deportistas superan inmediatamente el dolor de la derrota o cualquier dolor que se le genere durante el juego.

El libro que he releído sobre la marcha unas cuantas veces lleva la resiliencia en el subtítulo. Por encima asoma: "Levantarse y luchar". Así se titula. Lo ha escrito la doctora Santos y recibió el Premio Know Square al mejor libro de empresa 2013. Rafaela Santos, que es doctora en Neurociencia, tenía muy claro que los deportistas resilientes debían figurar entre los ejemplos que recoge en su trabajo. Y ahí está el caso, entre otros, de Teresa Silva, esquiadora del deporte adaptado ahora; antes, hace años, miembro de la Selección Española de Parapente. En 1989 estaba entrenándose para el Campeonato del Mundo de Austria y sufrió un accidente grave que le dio un vuelco a su vida. Desde entonces "una paraplejia la unió a la silla de ruedas".

Así relata Rafaela Santos la experiencia tremenda de esta deportista española. Tras su paso por el hospital le aguardaba una vida muy diferente y extraordinariamente retadora. "Nadie está preparado para esto, de ninguna de las maneras". En medio de su tormenta de miedo y dolor, la doctora habla del "espíritu deportivo que aún ardía en su interior". No lo tenía fácil porque España en aquel tiempo "estaba en pañales en cuanto a deporte adaptado", pero la ayudaron y se dejó ayudar. Unos monitores americanos introdujeron el esquí adaptado en Sierra Nevada y Teresa renace. Después de ocho años sin esquiar, recuperó la libertad. "La primera vez que practiqué esquí adaptado me sentí libre. Ahora soy la Teresa de siempre", decía. En la actualidad esta deportista, mujer resiliente, dirige la Fundación También, una organización que ofrece deportes y actividades adaptados a discapacitados para conseguir su integración social.

Para estudiar la personalidad resiliente, la doctora Santos entrevistó a personas que sufrieron un trauma que rompió sus vidas, un sufrimiento que hizo desaparecer el mundo bajo sus pies, un tajo repentino (o sostenido en el tiempo) que, sin embargo, no logró desgajarlas por completo. Personas que, lejos de ser aplastadas, se fortalecieron, que "hicieron un balance existencial para adaptarse a la nueva situación y lograron que sus vidas tuvieran sentido, fueran más productivas y les reportaran mayor satisfacción". Gente que no se considera "víctima de un drama, sino protagonista de un relato épico". Observo que esta gente dejó de perder el tiempo preguntando "¿por qué a mí?" y comenzó a ganarlo reconstruyéndose de otra forma. Y se aferró a la esperanza como a un clavo ardiendo para reinventarse de nuevo. Personas resilientes que desafiaron a las circunstancias reescribiendo el destino, otra vez. Y resurgieron más valientes, más conscientes, más maduras, más atractivas incluso.

Gente que comprendió que ante la adversidad o la derrota, y su dolor, el lamento es solo un freno. Y que el renacimiento llega en forma de readaptación.

@rociocelisr

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