Siempre he defendido nuestra Sanidad Pública y seguiré haciéndolo, pues considero que está formada por muy buenos profesionales. Sin embargo, no estoy de acuerdo en la forma de gestionarla, y los que mandan en el Servicio Canario de Salud, altos responsables del Gobierno de Canarias, se están equivocando mucho en las directrices dadas a los funcionarios sanitarios.

Con una idea bastante inútil y falta de escrúpulos, ordenan a los médicos de familia que restrinjan la medicación de los pacientes para gastar menos, pues, según ellos, la gripe que anda no es de alta gravedad, y lo que están haciendo es causar serios problemas en las consultas de los centros de salud o colapsando las urgencias de los hospitales con enfermedades de contagio que derivan en neumonía o gripe A, pandemia, que no es tan grave como en años anteriores, pero que no está erradicada. Las nuevas directrices obligan al médico de familia a ahorrar recetando paracetamol y algún jarabe y prescribiendo descanso en cama y mucha agua, pero esto lo único que hace es alargar la enfermedad innecesariamente, obligando al paciente a perder como mínimo dos semanas de trabajo y además pasarlo bastante mal. Cuando la cosa se complica te lanzan la disculpa de "debe usted vacunarse para evitar problemas mayores". Pues si es tan sencillo, háganlo obligatorio y así sabremos a qué atenernos, porque aún vacunado, la gripe te toca.

Los médicos de familia, más que atender, a veces parece que tienen que despachar pacientes, y el tiempo que tienen para consulta apenas les da para mirar el ordenador, así que a veces tienen que recetar casi sin auscultar, tomar la tensión o preguntar lo que les parece importante. Por ello la enfermedad muta y lo que viene después, especialmente en mayores, se convierte en algo grave o muy grave.

En estos últimos años, que por mi edad me he convertido en paciente asiduo del centro de salud y de la residencia, no hay que ser demasiado observador para ver cómo la atención médica se colapsa a cualquier hora del día. En la sala de espera de mi centro había el otro día sobre las seis de la tarde más de cuarenta personas esperando con un "cuju-cuju" interminable, destilando y expandiendo microbios en cascada. Muchos de ellos con un fuera de hora, pero en definitiva todos enfermos potenciales que si no son bien curados, tendrán que volver en una semana para disparar a cañonazos a la enfermedad con los correspondientes antibióticos, que son, en definitiva, lo que único que cura y ataja esta penosa gripe. Claro está que ese tratamiento en más costoso y que por tanto las arcas de la Seguridad Social peligran y hacen reducir los recursos sociales. En fin, sin ironías. Menos mal que hay médicos más experimentados que, previniendo el problema de entrada, recetan un par de pinchazos y se cargan la enfermedad en menos de una semana.

No se debe ahorrar en un tema tan serio como son las enfermedades, y viendo los estragos que produce en la población activa, ¿no es más costosa para la Seguridad Social la pérdida de horas y días de baja laboral de los ciudadanos que el gasto sanitario en antibióticos? Sinceramente no sé en qué piensan los políticos. Ahorren en cuchipandas, carnavales, joropos y otras juergas, y atiendan como es debido a la población y en especial a los menos favorecidos. Esto no es demagogia, no quiero parecerme a los que ejercen de oposición que utilizan el tema como dagas para dañar la imagen de los que mandan, es mi opinión y experiencia en las salas de espera, algo que los que mandan también ven, pero que se callan.

Supongo que el gobierno actual, con Clavijo al frente, estará bien informado, y si no que visiten los centros de salud y hospitales y dialoguen con los profesionales; comprobarán que la situación es lamentable y enojosa. Lo considero una persona honesta, y estoy seguro de que no le van a engañar. Se deben tomar las medidas necesarias, la cantidad de presupuesto a invertir en tratamiento de más no creo que nos vaya a arruinar.

Sacaremos a la Virgen de Candelaria en rogativas para que llueva de una puñetera vez y acabar con los virus que pululan por la atmósfera.

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