La de Wendy Acosta Salas (Costa Rica, 19-12-1989) es una historia de esfuerzo, superación, pasión por un deporte y sueños que se van cumpliendo. Ese espíritu la condujo a Tenerife, al Granadilla Egatesa. "Siento que no pude haber llegado a un lugar mejor", dice la futbolista.

Lleva tres semanas en Tenerife. ¿Qué balance hace?

Estoy muy contenta. Tenerife se parece a Costa Rica. Me siento como en casa. Además, el equipo es similar al que tuve en mi país, que también era un ascendido a Primera.

Se refiere al Moravia.

Estuve dos años en Estados Unidos estudiando inglés y jugando en una Universidad de Virginia, y cuando regresé a mi país volví a mi club, que había subido a Primera.

¿Qué le abrió las puertas de esa Universidad de Estados Unidos?

El fútbol. En Costa Rica no se gana dinero. Todo se hace de corazón y porque de verdad te gusta practicar deporte. A lo máximo que puedes optar es a ganar una beca deportiva. Es a lo que más aspiraba en ese momento, porque pensar en venir a Europa era inimaginable para mí.

¿Qué cambió para que Europa ya no quedara tan lejos?

Definitivamente, el Mundial de Canadá de 2015 lo cambió todo. Empatamos ante España y Corea, en este último partido en un estadio con 15.000 personas coreando Costa Rica, Costa Rica... Luego perdimos en los últimos minutos contra Brasil. Prácticamente estábamos en la segunda ronda, pero no pudo ser. Por lo menos, las circunstancias nos permitieron hacer una presentación bastante aceptable en una gran competición gracias a un trabajo de muchos años.

En Costa Rica fue todo un acontecimiento.

La selección masculina había realizado un buen papel en el Mundial de Brasil y no es que eso nos obligara a nosotras, pero sí sentimos la presión de llegar lejos, porque en Costa Rica el fútbol lo es todo. Es un país súper futbolero. Cuando la masculina venció a Grecia e Italia en Brasil, Costa Rica se paralizó.

Usted incluida.

Sí, claro. La gente se tiró a las calles. Fue algo increíble para todos.

¿Las bases están establecidas en el fútbol femenino de su país?

Lo están. Pero cuando empezamos era otra cosa. Además de estar en una generación talentosa y de existir mucho trabajo detrás, se han formado equipos de base y el fútbol femenino se ha empezado a ver de otra forma en Costa Rica.

Entonces, tras el Mundial empieza a plantearse jugar en el extranjero.

Todas nos pusimos a ver qué podía suceder. Algunas estábamos trabajando y no sabíamos realmente lo que nos iba a deparar el futuro. Por ejemplo, yo soy maestra y tenía dos trabajos. Y no era tan jovencita, de 23 o 24 años. Con 26 ya piensas en sentar una vida en la que tienes que tener tu trabajo y tus estudios. Estaba a punto de finalizar mis carreras cuando se me presentó la oportunidad de venir a Tenerife. Sabía que el año 2016 iba a ser importante en mi vida de una u otra forma.

Costa Rica disputará en febrero la fase de clasificación para Río 2016. ¿Se ve en los Juegos Olímpicos?

Sí. Es el torneo que me falta. Este lunes viajaré a Costa Rica para unirme a la selección y jugar luego en Dallas. Estamos en el grupo con Estados Unidos, México y Puerto Rico.

¿Ve opciones reales?

Es una fase muy dura y no nos vamos a cegar. Pero en el premundial estábamos destinadas a quedar en el tercer lugar y fuimos segundas ganando a México y Canadá, por detrás de Estados Unidos. Tenemos la fe de hacer el mismo papel ahora.

Volviendo a su búsqueda de un club extranjero, ¿por qué no cuajó la prueba que realizó en Suecia?

Fue con el AIK. En Suecia, el fútbol femenino no es profesional. Solo hay dos clubes de esa categoría. Si me quedaba no iba a tener lo mismo que en Costa Rica como maestra. Para ir al extranjero, de verdad tenía que mejorar más que todo la calidad de vida. En Costa Rica trabajaba, estudiaba y entrenaba a las cinco de la mañana. Y Suecia es un país muy frío en todos los sentidos.

Tenía una agenda apretada.

O entrenábamos a las cuatro de la tarde o lo hacíamos de madrugada. Cuando tienes entre 16 y 20 años no piensas tanto en el trabajo; solo en el fútbol, creyendo que íbamos a salir. Pero esa posibilidad no se nos dio tan pronto a todas y empezamos a buscar trabajo. La jornada laboral en Costa Rica es continua, así que nos resultaba muy difícil entrenar por las tardes. Entonces, entre todas tomamos la decisión de entrenar a las cinco y media de la mañana. Me levantaba a las cuatro y terminaba a las siete. Luego entraba a mi primer trabajo a las siete y media y salía a la una; y empezaba en el segundo trabajo a las dos de la tarde y acababa a las cinco. De seis a nueve de la noche iba a la Universidad. A continuación llegaba a mi casa a las nueve y media para comer, hacer tareas y también planear el trabajo de la escuela.

¿Estaba dando clases?

Sí. De Educación Física con chicos desde un año y medio de edad hasta doce. También era entrenadora en un colegio norteamericano establecido en Costa Rica.

Por tanto, la vida le ha cambiado en muchos sentidos.

Estas tres semanas me han servido para relajarme. Estar en Tenerife mejora la calidad de vida de cualquiera. Nunca imaginé estar en un lugar como este. Me gusta mucho.

¿Se toma esta etapa como una manera de vivir una experiencia diferente o verdaderamente es una salida profesional para usted?

De las dos maneras. El nivel acá es muy bueno. Siempre quise salir a jugar al fútbol, porque es lo que te da este tipo de vivencias. Como futbolista, salir a otro país, enfrentarte a otras culturas y aprender más, es una ganancia. Si eres futbolista buscarás un mejor nivel que en tu país. A raíz de eso vienen cosas que siempre son ganancias.

En el Granadilla esperan que eche raíces en Tenerife.

Ser una de las primeras internacionales en este club marca un antes y un después para mí y para el equipo. Es uno de los pocos recién ascendidos que tiene el atrevimiento de contratar a alguien internacional. Los dos apostamos y estoy súper agradecida.

¿Cómo fueron sus inicios en el fútbol?

Me gusta el fútbol desde pequeña. Soy la única mujer de tres hermanos. Mi padre es el que me dijo que jugara. Y me gustó. Jugaba con los niños del barrio, porque no había muchas chicas. Me ponían de portera porque no querían que jugara. Luego, al ver que sí pateaba la bola, me dejaron. Ahí nació todo. No había equipos de fútbol femenino y me llevaron a uno masculino con mi hermano, pero en los torneos no podía participar; y me fui aburriendo y fui creciendo. Me dediqué a jugar a baloncesto, pero a mis 15 años encontramos la primera escuela de fútbol femenino.

¿Es cierto que casi deja el fútbol?

Después de la muerte de mi papá, en 2012, fui a una competencia en Cancún. En el segundo partido entré en el minuto 25 y me sacaron 5 después, porque no estaba rindiendo. Fue una experiencia de vida que me marcó muchísimo. Quería dejar el fútbol. Mi entrenadora me habló y me dijo que no podía seguir así el resto de mi vida, que si decidía seguir jugando era para estar al ciento por ciento. Después de eso dejé de jugar. Me enojé con ella, con el fútbol y con todo el mundo. Sentía que me iba a volver loca. Tenía mucha responsabilidad respecto a mi mamá, porque yo era la única mujer de casa, aparte de ella. En ese momento dejé de jugar y empecé a buscar trabajo, pero nunca había trabajado porque me dedicaba a estudiar y entrenar. A la vez, sentía que me faltaba algo y a los tres meses volví a jugar.

¿Qué encontró en el Granadilla?

A grandes jugadoras y grandes seres humanos. Me sorprendió la calidad que tiene cada una. Hablando con Toni (Ayala, el entrenador), bromeando, me preguntó quién podría estar en la selección de Costa Rica y le dije que cualquiera estaba capacitada para ello. Marijose -cómo toca el balón-, Noelia, Silvia, Cindy... todas. El equipo me gusta. Siento que no pude haber llegado a un lugar mejor.

Usted juega de casi todo.

Empecé como delantera y poco a poco, supliendo necesidades, como era la única que pateaba con la izquierda en la selección, fui aprendiendo a jugar de lateral. Pero lo que más me sorprendió fue jugar de central. Para un torneo en 2011, estando en el avión, la entrenadora me dijo que iba a jugar de central. Me estrené contra Canadá. Fue un antes y un después. Luego, el último premundial lo jugué de delantera. Me encanta cualquier posición.

Llama la atención su alto número de goles.

Soy una de las goleadoras de la selección. Soy un poco atrevida y me gusta mucho ir adelante en los tiros de esquina, los libres...