En tanto que acción y efecto de acosar, es "perseguir, apremiar, importunar a una persona con molestias o requerimientos" (DRAE). Es una palabra que se nos está haciendo presente cada día. La hoy alcaldesa de Barcelona destacó en la vida pública como una importante acosadora y muñidora de tales actos. "Scratches" lo llamaban. Y por tan destacable ímpetu y organización de aquellos acosos, alcanzó el puesto que hoy ocupa. No está mal el premio.

Acoso machista. El que se viene produciendo en la actualidad sobre la parte femenina de las parejas. Y que discurre en camino ascendente. Ellos las controlan, las acosan, haciendo uso de los dispositivos de comunicación. Ellas parece que soportan el acoso. Se manifiesta al alza el sentido de propiedad y el de dependencia. Él y ella. Acosos que vienen terminando en violencia. Después, la muerte. Y se nos va el tiempo hablando, y legislando, sobre la "violencia de género". Y poniendo medios con la intención de erradicar esa violencia. Pero esta se sigue produciendo e incrementando. Algo no se debe estar haciendo bien.

Acoso escolar. El que se produce por algunos niños o grupo de ellos sobre compañeros a los que les hacen la vida imposible dentro del colegio. Es una mortificación, día a día, que da con la desesperación del acosado. Y cuando el hecho se detecta o se manifiesta crudamente, como ha sucedido recientemente con el suicidio de un niño acosado, nos rasgamos las vestiduras y se empiezan a arbitrar soluciones que no lo son; que no lo pueden ser. Se pide a los maestros más control sobre las posibles actitudes de acoso. Se traslada a los maestros responsabilidades que devienen de la vida familiar de esos niños acosadores. Niños consentidos en sus núcleos familiares, desprovistos de cualquier sentido de disciplina y civismo. Niños a los que se les otorga una gran permisividad como contraprestación a la falta de atención que se les ofrece.

Acoso sanitario. El que se viene produciendo sobre profesionales sanitarios al volcar sobre ellos, además de la mala educación del acosador (paciente o familiar del paciente), la responsabilidad de determinados defectos de un sistema organizado, o desorganizado, por gestores políticos.

Nos está haciendo falta una recuperación de valores que se han perdido; de una buena educación en el seno familiar que integre a los niños en el civismo preciso para vivir en sociedad y no en modelos de jungla. Y no es cuestión de dinero. Es cuestión de fundamento.