Europa empieza a mostrarse inquieta mirando a España y en este país, nada acostumbrado a necesitar el diálogo para formar el Gobierno central, quienes están llamados a entenderse para generar estabilidad, confianza, inversión y empleo ofrecen un espectáculo nada esperanzador. Metidos en la segunda ronda de consultas por parte del Rey, la diputada de Coalición Canaria (CC), Ana Oramas, planteó a Felipe VI la convocatoria de nuevas elecciones. Sin ser el escenario idóneo, parece evidente que las circunstancias no permiten prolongar un ejecutivo en funciones durante varios meses. La falta de cultura política se está reflejando en las palabras de unos gobernantes electos que más parecen preocupados por que no les señalen otra derrota que por los intereses de la ciudadanía. Tenerife puede servir de escuela a Mariano Rajoy, a Pedro Sánchez, a Pablo Iglesias y a Albert Rivera. Aquí no solo se practica la asignatura de pactar, sino que se ejercita hasta el punto de hacer posible entendimientos insospechados (recuérdese el acuerdo Ricardo Melchior-Antonio Alarcó) e, incluso, contra el orden establecido (Santa Cruz, Arico o Arona son ejemplos de pactos al margen del regional entre CC y PSOE). Cuando la corrupción arrecia, cuando a la economía aún le queda mucho por beneficiar a las miles de familias que siguen necesitando de ayudas para subsistir, la clase política se comporta con tal falta de madurez que aleja aún más al españolito de a pie de sus representantes.

En Canarias, todavía hay casi 300.000 desempleados. Si bien el año 2015 se cerró con cifras que permiten ser optimistas, el panorama laboral en el Archipiélago obliga a seguir adoptando medidas para favorecer el fomento del empleo. Las Islas fueron el territorio donde más aumentó la ocupación en el último trimestre del ejercicio y donde más bajó el paro. Lo malo es que en Canarias seguimos con la tercera tasa más alta del país en número de desempleados, solo por debajo de Extremadura y Andalucía. Otra cosa es la calidad del empleo. Ahí toca hacer un esfuerzo mayor. Los gobiernos, todos, tienen la obligación de promover escenarios y medidas que alienten la inversión, que atraigan capital, que contribuyan a consolidar las nuevas estructuras empresariales y a sostener la masa laboral que hoy existe. Este debe ser un capítulo prioritario. La financiación no llega a todos por igual para promover la formación, una asignatura aún pendiente para las administraciones canarias, en general.

La Laguna respira porque tiene presupuesto. Era un envite difícil y, al final, el gobierno municipal contó con las abstenciones de Partido Popular y Ciudadanos para superar el trámite más delicado del ejercicio. Es otro ejemplo de esa práctica del acuerdo del que los ayuntamientos son auténticos catedráticos. La aceptación de algunas enmiendas bastaron, en ambos casos, para propiciar la aprobación del documento económico más importante del año en un periodo político convulso en la Ciudad de los Adelantados que hoy sigue reclamando entendimiento. El PSOE se tiene que aclarar.