Un "boomerang" (o búmeran) es un arma que tras ser lanzada, si no impacta en el objetivo, regresa a su punto de origen debido a su perfil y la forma del lanzamiento. Eso es lo que ha pasado este fin de semana con Marwan en La Laguna. El viernes cantó en el Paraninfo de la ULL, ayer voló a Gran Canaria y hoy regresa al Aguere Espacio Cultural (20:00 horas). Si esto no es un efecto "boomerang" que venga Dios y lo vea... Igual de exótico (así suele bautizar él a su "fealdad" y perfil boxístico) que siempre, ocurrente entre canción y canción y extremadamente cercano. Así se comportó el cantautor y poeta madrileño en su reencuentro con Aguere.

Al principio le entregó el protagonismo a Ari Jiménez (el 19 de febrero canta en el Búho Club de La Laguna), uno de esos soñadores atlánticos que buscaron en el Madrid de "Puede ser que la conozcas" (Marwan) una "pizca" de fortuna. Todo empezó como nacen los "Sueños sencillos". Con un escenario que invitaba al "horror vacui"; una tarima a la que se asomó un artista que presume de tener una ristra de canciones aún inéditas que escribió en distintos periodos de conflicto con su ex. ¿Treinta y cinco, creo, dijo que le había dedicado? Lo suyo no llega a ser el misterio del Tercer Secreto de Fátima, pero casi. Y es que reunir a más de 1.500 personas en tres días de conciertos con los tiempos que corren y, sobre todo, con la sensibilidad que destila su obra es una heroicidad que no está al alcance de cualquiera. Marwan no es de los que se andan con rodeos cuando quiere pintar una escena de sexo entre una pareja. Vamos. Que no es de esos que ponen unos paños calientes a una escena de amor. Esa hermosa brutalidad para llamar al pan pan y al vino vino lo convierte en un tipo especial.

A Marwan le reclaman palabras bonitas con la misma claridad con la que a los soldados se les exige un valor todavía por descubrir; una valentía que él adereza con unos monólogos egocentristas que normalmente son bien recibidos. Es gracioso, tiene capacidad para crear letras contundentes y mueve masas. ¿Qué más se le puede pedir? Él reclamaría unos gramos de belleza, pero, sinceramente, creo que eso forma parte del guion que planifica en cada una de sus apariciones. Marwan se hace el remolón cuando escucha "¡Guapo!". Reflexiona en torno a una belleza -mitad palestina, mitad soriana- a la que le saca mucho jugo o vino, en el caso de su actuación en el Paraninfo.

Armado con una guitarra, una copa de vino y un par de amigos (Ari Jiménez y Luis Quintana), Marwan construyó otra velada perfecta. Hizo magia con su música al estilo Harry Potter. Le falló la memoria en varias ocasiones, pero teniendo en cuenta que sus composiciones rozan el haiku, esos lapsus son perdonables. El hijo de un refugiado le cantó a su ex, a la ciudad en la que creció, a la soledad, a su madre, a su padre, a París... Tiró de sus versos más picantes hasta quedar exhausto de placer; el mismo gusto que sienten dos cuerpos desnudos que se recogen sobre unas sábanas después de una batalla donde las oxitocinas siempre salen victoriosas. Como el hábil púgil que mide sus fuerzas para salir a hombros a los puntos, Marwan calcula el poder de cada uno de sus golpes con una precisión de cirujano. Sabía que no le iban a dejar ir sin que cantara "Un día de estos" y cumplió de sobra dando de propina "Las cosas que no puede responder". Hoy repite función en Aguere.

"Ustedes han hecho posible el concierto del domingo"

Marwan se despidió el viernes de las personas que acudieron al Paraninfo de la ULL agradeciendo el cariño que siempre encontró en sus visitas a La Laguna. "Después de Madrid, esta es la ciudad en la que más éxito tengo. Gracias. Ustedes han hecho posible que yo cante este domingo (hoy) en el Aguere./ M.SANTOS

@davilatoor