Juan José Cabrera reconoce que el Partido Popular en Santa Cruz de La Palma cierra un ciclo. Cede el mando del comité local porque entiende que es lo mejor para su partido, al no disponer de tiempo suficiente para compaginar su trabajo con tareas orgánicas, pero deja claro que no abandona la política y que se mantendrá como portavoz popular en el ayuntamiento, a pesar de sentir que los ciudadanos no han entendido ni han premiado la política de gestión y de intentar cambiar las cosas. A la hora de votar se miran, a su juicio, otras cosas más banales.

Con la creación de la gestora, ¿se cierra un ciclo en el PP?

En cierto modo, sí. Es evidente que el fin es preparar una renovación.

¿Ha dado un paso a un lado, un paso atrás o un paso definitivo?

Un paso que defiendo como necesario. Las circunstancias en cada momento son diferentes y ahora mismo es imposible hacer compatible mi actividad laboral con el comité local y ser portavoz del PP en el ayuntamiento. Iba en detrimento del partido y también del grupo municipal, que se nutre de las aportaciones del comité local y es verdad que en eso yo estaba fallando desde hace un tiempo.

Sin ninguna representación en la gestora, ¿queda debilitado el grupo municipal?

No. Ha sido un cambio totalmente consensuado y, además, ha sido pedido por mí, en una decisión siempre coordinada con el presidente insular (Asier Antona). Es un cambio positivo. Además, he defendido desde hace tiempo que el comité local debería de ser un órgano independiente, pero a la vez de trabajo conjunto con el grupo municipal; es la única manera que entiendo que se pueden sumar fuerzas. Eso sí, siempre garantizando que haya una coordinación porque de lo contrario no servirá de nada.

¿Puede generarse mal "rollo" entre unos y otros?

En absoluto. La gente de la gestora ya formaba parte del comité local, hay muy buenas relaciones con los que formamos el grupo municipal y, por tanto, esto tiene que funcionar bien. Estoy convencido de que así será.

¿Se está marchando y además queriendo de la política?

No me estoy marchando. Siempre me ha gustado y me sigue gustando la política, pero hay momentos en los que uno no puede comprometerse hasta el punto que uno quisiera. También están las cuestiones personales de cada uno.

Pero, ¿se plantea también abandonar el ayuntamiento?

En principio intentaré hasta el final de legislatura hacer compatible mi responsabilidad como concejal con mi trabajo. Si en algún momento veo que no puedo, por lo que sea, tendré que abandonar el ayuntamiento, pero de momento no es un planteamiento que tenga ni tan siquiera en mente.

En la oposición critica el servicio municipal de limpieza y pide que sustituyan al concejal. ¿Por qué no lo cesó usted cuando fue alcalde?

Por respeto a un pacto que firmamos. Quien tenía que haber tomado la responsabilidad era su jefe de filas, en este caso Sergio Matos. Si yo lo hubiera destituido de su cargo, se hubiera roto el pacto de inmediato.

¿Y todo vale por aguantar un pacto?

Todo no, pero en un pacto hay que hacer muchas veces sacrificios. Destituir al concejal de Limpieza hubiese significado la salida del Partido Popular del gobierno, lo que de verdad no hubiera sido nada positivo para Santa Cruz de La Palma.

¿Tiene la sensación de que esos cuatro años de iniciativas y proyectos han quedado en casi nada por la paralización de casi todo?

No todo, pero sí es verdad que muchos de los proyectos que yo creía que eran interesantes, que de alguna manera podían hacer despertar a la ciudad, se han quedado atrás. Pero eso no es lo peor. Lo peor es que el mensaje que se ha dado es que la gente todavía no entiende la política de gestionar y de intentar cambiar las cosas. Se premian más otro tipo de cosas. En cierto modo, es una desilusión pero mucho más como ciudadano que como político, que también.

¿Y qué premia más la gente?, ¿que le pongan la mano encima del hombro?

Cuando llamas a un fontanero o a un carpintero, llamas al mejor que haga su trabajo. Cuando se vota a un alcalde, sin embargo, mucha gente mira al más cercano o al más simpático. A mucha gente le cuesta entender que una buena gestión económica es lo único que garantiza unos buenos servicios y que solo con proyectos de futuro tienes oportunidades de crear empleo. Es decir, hay que diferenciar entre gasto e inversión. Y esos son conceptos difíciles de explicar y de entender.