La pesca del atún en aguas de la isla de La Gomera es muy antigua y su preparación en salmuera la remontan los estudiosos "a fines de la décima octava centuria", ya que en la playa de San Sebastián hubo una factoría de más de un siglo de antigüedad. La industrialización de pescado en cantidad considerable fue de fecha relativamente próxima.

Todo comienza con los señores Casanova, naturales de Isla Cristina (Huelva), que, hace más de 70 años, decidieron vivir en La Gomera y fabricar salado de atún en la playa de Erece.

Pasado un tiempo, Pastor Casanova se estableció en Valle Gran Rey y montó una factoría que denominó «Casanova Hermanos". Se estableció definitivamente en el lugar denominado La Cantera, "donde tiene una fábrica de conservas, cuyos productos son muy estimados por su esmerada elaboración". Así se dice en un reportaje en el periódico La Prensa.

La entidad salazonera Lloret-Llinares, de Alicante, tan conocida en el mercado español de Levante y establecida en varios puntos de la costa española y Norte de Marruecos, también montó una sucursal en Mogaju (Sur de Gran Canaria), y otra en La Gomera -Playa de la Rajita- , dedicándose con especialidad a fabricar salazón de atún y bonito.

Más tarde, dicha sociedad extendió considerablemente su campo de operaciones, construyendo en sus terrenos de La Rajita una fábrica de conservas a la moderna y otra de hielo, teniendo por objeto esta última, surtir de materia a los vapores "trawlers" de una casa armadora catalana, que eran contratados por los señores Lloret-Llinares para pescar atún en la vecina costa africana y transportarlo en fresco a La Rajita, donde era elaborado.

Con posterioridad a las citadas, se creó en la playa de Santiago y trabajó bajo la firma «López y Compañía», «Salazones y conservas de La Gomera», una empresa que fabricó salado y conservas de atún, bonito, geelde, calamar y otros pescados tan abundantes en aguas de la Isla.

La existencia del atún de Canarias, en cantidad suficiente para constituir un buen negocio, la captura era con fines industriales, ha permanecido casi ignorada durante un largo período de tiempo y la concurrencia de sus productos al mercado peninsular fue tan escasa que no atrajo la atención de algunas poderosas entidades, que tanto en nuestra nación como en Italia, se dedican especialmente a salar y enlatar dicho pescado.

Hacia principios de Agosto de 1924, la casa italiana «Florido y C.» sentó sus reales en Guía de Isora (Tenerife), estableciendo un centro industrial para trabajar el atún, bonito, sardina, etc., pero habiendo observado que la producción del primero era muy escasa en el Sur de Tenerife, se organizó de modo que decidió pescarlo en La Gomera, y en la playa de San Sebastián construyó un edificio, que, según las crónicas, fue dotado de la maquinaria y elementos de fabricación necesarios.

Los señores Trujillo Hermanos, de Valle Gran Rey, que también se dedicaron a este negocio, pescaron para la casa Florio. Por último, se instaló en San Sebastián, con la representación de una empresa muy respetable y antigua del sur de España, el señor Bendala Palacios, que elabora salado de atún y bonito.

Es de destacar que adquirió un extenso solar lindante con la playa para edificar la fábrica de conservas. Tramitó un expediente de concesión de una parcela de la zona marítimo-terrestre, para la ejecución de varias obras de gran importancia y de cuyo proyecto fue autor el ilustrado ingeniero de Juan Muñoz Pruneda.

Hoy, los vestigios de la antigua fábrica de La Rajita, en Vallehermoso, recuerdan la antigua pesca del atún, así como el caviar que elabora, con el gusto de la tradición, Fabián Mora.