Una parte considerable de la economía familiar se destina a cubrir gastos. Entre los más habituales, las facturas: del agua, el gas, el teléfono, internet, electricidad… Para intentar incrementar su número de clientes, muchas entidades ofrecen ventajas a aquellas personas que se vinculen con la entidad a través de la contratación de varios de sus productos.

Entre los beneficios, anuncian la devolución de un porcentaje del importe de los recibos domiciliados. Describimos cómo son las cuentas corrientes que la facilitan, qué requisitos exigen y qué hay que tener en cuenta a la hora de suscribir una.

A día de hoy, ofrecen un retorno de entre el 1,00% y el 3,00% de los recibos domiciliados, en función de la entidad. A cambio, en todos los casos que ha podido analizar el comparador de productos bancarios Bankimia.com, se requiere la vinculación del cliente a través de la suscripción de otros productos.

Lo más habitual, domiciliar la nómina, pensión o un ingreso periódico justificado. En muchos de los casos se exige que estos sean por un importe mínimo. La horquilla más habitual se mueve entre los 600 y los 1.000 euros mensuales.

También hay entidades que requieren la domiciliación de un número mínimo de suministros, lo más común, tres. Y que ponen un máximo en el importe del retorno, que también varía en función del banco, y que puede llegar a ser de unos 20 euros mensuales.

Algunas entidades van más allá y proponen otras ventajas. En este saco se podrían incluir, además de la devolución de recibos, el retorno de un porcentaje de los carburantes repostados en áreas de servicio concretas o facilidades a la hora de contratar un préstamo o hipoteca, así como para obtener un adelanto de nómina.

Qué hay que tener en cuenta antes de contratar una

A pesar de estos beneficios, antes de decidirse por una cuenta de ahorro hay que tener en cuenta varios factores. Entre ellos, valorar si la libreta añade alguna comisión, por su gestión o administración.

En este sentido, también hay que estudiar la operativa que se va a realizar habitualmente con ella y si conlleva algún tipo de comisión. Esto es, si se llevan a cabo muchas transferencias, cuál es su coste; en el caso de ingresar cheques, si el servicio es gratuito o no… E ir un poco más allá.

Si normalmente las gestiones se hacen a través de las sucursales de la entidad, mirar si hay oficinas cerca del área de influencia (casa, trabajo…) del titular; si se opera en cajeros automáticos, ver cuál es su red y qué coste tienen las tarjetas; si se requieren ciertas exigencias (un tiempo de permanencia o unos ingresos mínimos, entre otros), analizar si se va a poder cumplir con ellas.