Los vecinos de La Quinta, en Santa Úrsula, pagaron sus viviendas al precio de una zona residencial de alto nivel, pero desde hace muchos años sufren carencias propias de un barrio olvidado. Los promotores no han cumplido con todas sus obligaciones y el Ayuntamiento santaursulero sigue sin poder recibir las dos urbanizaciones que componen La Quinta, por lo que sus espacios y servicios públicos no reciben la atención necesaria.

Los vecinos se quejan de falta de limpieza y mantenimiento en calles y aceras, de problemas con el alumbrado público, de la presencia de ratas, y de los continuos robos y actos vandálicos que afectan sobre todo al cableado eléctrico, las luminarias y el mobiliario. En La Quinta viven, según los datos del INE de 2015, un total de 1.573 vecinos. Casi tantos como en el municipio de Vilaflor (1.671).

Aunque oficialmente La Quinta es una urbanización privada en la que el ayuntamiento prácticamente no debería actuar, al menos hasta que se reciban ambas urbanizaciones, lo cierto es que el consistorio sí trabaja allí, ofrece servicios básicos y ha ejecutado actuaciones como el alumbrado de la parte vieja.

La Quinta tiene dos problemas diferentes: el que afecta a la urbanización más antigua, promovida hace más de 30 años, y el que afecta a la parte más nueva, que se enquistó con la llegada de la crisis económica e inmobiliaria.

La exalcaldesa Milagros Pérez (PP), que es vecina de La Quinta, considera que la solución a los problemas de esta zona "es muy compleja". Pérez acusa a AISU de realizar una recepción tácita, pero insuficiente, de La Quinta vieja en 2003. "En el mandato 2011-2015, mientras gobernamos, lo intentamos resolver, pero fue imposible arreglar en cuatro años lo que AISU no hizo en más de 30. Sólo pudimos instalar el alumbrado en la parte vieja y tratamos de resolver el problema de la depuradora en la urbanización nueva, que no se hizo donde se hizo en una noche, por lo que no entendemos por qué AISU no advirtió a tiempo del problema", afirma.

La legalización de la depuradora de la parte nueva es uno de los grandes escollos para la recepción.

Pérez considera que regularizar la situación de ambas urbanizaciones para que el Ayuntamiento de Santa Úrsula las pueda recibir "costará mucho dinero a los promotores y veo muy difícil que se llegue a un acuerdo. Aunque ojalá se logre, por el bien de los vecinos".

El alcalde, Juan Acosta (AISU), es más optimista y asegura que en 2011 su gobierno "dejó preparado un convenio para recibir La Quinta vieja que no sabemos por qué PP y PSOE no firmaron. Ahora estamos en el proceso de actualizar aquel convenio y esperamos tener una respuesta en breve". A su juicio, solo falta un acuerdo para la compensación mediante terrenos.

Para Acosta, la situación de La Quinta nueva es más difícil, pero también confía en una solución a medio plazo: "Los promotores no han cumplido con sus obligaciones y, ademas, hubo un cambio en la dirección de la empresa y eso ha retrasado las negociaciones. Nuestro objetivo es firmar un convenio y solucionar este asunto antes de que termine el mandato".

Lo que sí comparte Juan Acosta con los residentes de La Quinta es que la situación es "insostenible".