El compás de espera -y de dudas- en el que el consejero de Agricultura, Ganadería y Pesca del Cabildo de Tenerife, Jesús Morales, ha situado a la balsa de La Lagunetilla Honda ha sentado como un jarro de agua fría en el Ayuntamiento de El Rosario, cuyo alcalde, Escolástico Gil, esgrime que esta instalación es una vieja promesa de la institución insular y que su ejecución es viable.

Si bien el regidor rosariero antepone, y hasta resalta, su agradecimiento a la "actitud" que ha tenido la Corporación tinerfeña con el municipio, rebate los planteamientos de Morales, que apuntó a finales de la pasada semana que el proyecto está en estudio, que no se encuentra incorporado al Plan Hidrológico Insular ni al PGO, que está en un espacio protegido (el paisaje de Las Lagunetas) y que, sobre todo, no se sabe si hay agua.

En primer término, Gil fecha en el 17 de noviembre de 2001 un compromiso firme de que se realizaría esta instalación. Y es que, en una visita realizada a El Rosario, y entre otras actuaciones, el por entonces presidente del Cabildo, Ricardo Melchior, anunció que se realizaría el proyecto. Esa promesa, además, se hizo con Las Lagunetas ya protegido (su Plan Especial de Protección Paisajística fue publicado en el BOC en mayo de 2000). Otro dato es que el Plan Hidrológico es de abril del pasado año y que, sin embargo, la reivindicación era previa -incluso existía un acuerdo plenario de marzo insistiendo en la obra-, por lo que no incluir el embalse en ese texto no se debe a una petición tardía del consistorio.

"En cuanto a la existencia de agua o no, siempre ha estado claro que la única vía era la de la lluvia", apunta Gil sobre el llenado, antes de destacar la abundancia de precipitaciones en este enclave. "De lo que se trata es de aprovecharla para dinamizar la agricultura y para activar la vida económica del municipio y que mucha gente pueda dedicarse al campo", comenta un alcalde que entiende que disponer de esta infraestructura permitiría aumentar las posibilidades laborales sobre todo en la zona alta del municipio, donde, cuantifica, las tasas de paro están cercanas al 25%.

Entretanto, señala que existe un proyecto que fue elaborado desde el ayuntamiento, al que le dieron traslado tanto a la Consejería de Agricultura como al Consejo Insular de Aguas y en el que se refería la utilización del agua de la lluvia. "Se realizó y era viable", manifiesta al dirigente local.

Sea como fuere, Escolástico Gil se muestra abierto al diálogo y a la búsqueda de otras alternativas para que los agricultores de la zona puedan disponer de una instalación de este tipo: "Lo que pedimos es que, ya sea en ese lugar o en otro que crean conveniente, se estudie la posibilidad de esta balsa en el municipio; es necesaria y sin ella los terrenos más fértiles de la Isla se quedan sin explotar realmente y se pierde una gran ocasión de activar la economía en la zona alta".