La "foto fija" suele ser siempre injusta porque congela la realidad y más aún al tratarse de algo tan "vivo" como la "joya verde" de Santa Cruz, con permiso del parque García Sanabria. Pero lo cierto es que la visita a La Granja -un día cualquiera de la semana de este invierno inusualmente cálido- permite comprobar la dualidad, "el yin y el yan". En el lado positivo, la actividad constante y diaria para hacer deporte o sacar a pasear al perro. En la cara oculta, lo que los que por allí caminan o corren califican de "pésimo mantenimiento de un recinto con muchas posibilidades".

A finales de la década de los setenta del siglo pasado, La Granja se publicitó como el gran "pulmón verde" expansivo de la ciudad. Casi cuarenta años después ha respondido relativamente a las expectativas. Aquellos arbustos hoy son árboles, las esculturas han superado (mal) el paso del tiempo y las estructuras o equipamientos interiores necesitan un buen repaso. Una "joya vegetal" manifiestamente mejorable. Lo dicen los que cada día acuden al que es uno de los parques urbanos más grandes de Canarias.

Concebido para prestar determinados servicios en el ocio de los ciudadanos, su "crecimiento" está frenado, tanto por esas "carencias en el mantenimiento como por la falta de civismo de algunos", asegura una persona que corre por el parque. Indica hacia dónde dirigirse y el visitante se encuentra con un panorama de colillas, papeles, bolsas abandonadas en las mesas, comida desperdigada, palomas dándose un banquete...

Por ejemplo, y ha sido denunciado por colectivos que defienden la accesibilidad y a las personas discapacitadas, la entrada con gravilla al pequeño parque infantil dificulta la rodadura de los cochecitos de bebés y el pavimento presenta muchas grietas.

Vallas con claras evidencias de óxido o un "minimamotreto" abandonado contrastan con otras zonas del parque, sobre todo las de césped, en las que decenas de usuarios practican diferentes deportes, del tai chi o el yoga a la gimnasia de mantenimiento. Hay vida, que dura lo que la luz del sol.

Por la noche, aseguran las fuentes, "el parque es otra cosa. Poca luz, sensación de inseguridad, actividades marginales y personas que pernoctan allí porque no tendrán otro sitio a donde ir. A veces da temor pasar por según qué zonas. No es de ahora sino casi desde que se inauguró. En este sentido, tenemos dos peticiones: más iluminación y que se note una mayor presencia policial en la zona"

Usuarios habituales del parque manifestaron a EL DÍA su "malestar" por el que califican de "abandono" al que es sometido La Granja por el ayuntamiento.

Estos mismos usuarios consideran que "el recientemente inaugurado espacio para perros ha sido un acierto", pero -añaden- "aún hay dueños de animales que permiten que sus canes defequen en cualquier parte y no se molestan en retirar los excrementos".

La Granja es, todavía a día de hoy, el segundo parque del municipio de Santa Cruz, pero con la aspiración de llegar a ser el primero en relación directa con el crecimiento de la ciudad. Una frase de un usuario lo resume bien: "Se han hecho cosas, claro está, pero queda mucho por mejorar".

Una tarea titánica

Urbaser Jardines, la empresa concesionaria del mantenimiento de los espacios verdes del municipio, se ocupa con personal propio de La Granja, el segundo gran parque de la ciudad tras el García Sanabria. De los 64.310 metros cuadrados del espacio, diseñado entre 1969 y 1976, unos 40.000 están ocupados por césped. Sus caminos de asfalto y tierra batida, delimitados por las avenidas de Madrid, Bélgica y Benito Pérez Armas, los transitan a diario cientos de personas por deporte o simple ocio. Cuatro operarios trabajan allí con el apoyo de un equipo específico de césped y otro para tratar los árboles (más de 500 especies vegetales). De seis y media de la mañana a dos y media de la tarde y de diez de la noche a seis de la mañana. Agua depurada, vehículos o aparatos de jardinería. Recursos humanos y materiales para "enfrentarse" a diario a tareas como cortar el césped, podar o desbrozar entre caminos de tierra marcados por grandes piedras, "Hay mucho incivismo. Si tiran la basura en cualquier lado o no atienden a recoger los excrementos de los perros, lo tenemos complicado para garantizar el mejor mantenimiento."