Después de 37 jornadas fuera de los puestos de peligro, el Real Oviedo cayó al descenso en la última jornada de la temporada 00-01. Dos años después, en 2003, sufrió otro descenso deportivo (a Segunda B) y uno administrativo por los impagos a jugadores y técnicos (a Tercera). La entidad tocó fondo y vivió la peor década de su historia. El Ayuntamiento quiso incluso refundar el club utilizando al Astur CF, pero la afición permaneció fiel en los momentos difíciles. Aun así, la deuda era tal en 2012 que se hizo necesario afrontar una ampliación de capital para evitar la disolución. Más de 20.000 personas participaron en ella. Pero a falta de 72 horas para la finalización del plazo establecido quedaban dos millones de euros por cubrir.

Entonces, una broma radiofónica lo cambió todo. Fue en el programa "Tiempo de juego" de la Cadena Cope. El humorista Dani Martínez telefoneó a Arturo Elías Ayub, yerno del multimillonario mexicano Carlos Slim (Grupo Carso), haciéndose pasar por Emilio Butragueño. El también gerente del grupo Telmex aceptó de buen grado la conversación y recibió una petición de auxilio al club carbayón antes de colgar el teléfono. "La gente me empezó a escribir en twitter: Arturo, salva al Real Oviedo", contó meses después Ayub.

Primero adquirió diez acciones "por la simpatía" que le generó el movimiento social y, poco después, decidió entrar de lleno. "Los lunes ceno con el Ingeniero (Carlos Slim), le platiqué la historia, todo lo que pasó en twitter, la locura de esta afición y me dijo que no podía dejar morir a una afición así. Y el martes o miércoles metimos dos millones, más dos millones que se juntaron de toda la gente que puso de a diez euros, de a veinte y de a treinta euros. La verdad que fue una locura, la gente fue la que lo logró", agregó repasando el origen de la entrada del Grupo Carso en el equipo asturiano.

Inicialmente, Ayub confió en el consejo de administración que regía los destinos del Oviedo y pidió a Toni Fidalgo que se mantuviera durante unos meses al frente. El primer proyecto deportivo falló y el Grupo Carso quiso aumentar su implicación enviando a Joaquín del Olmo como hombre de confianza en la gestión y un entrenador al que conocían. "Puse como DT a quien me funcionó en Pumas como el segundo de Hugo Sánchez, Sergio Egea, y en un año logramos el ascenso a Segunda", contaba en varios medios de su país. La apuesta deportiva resultó muy fuerte, con jugadores de contrastada trayectoria.

Económicamente, la entrada del Grupo Carso ha supuesto olvidar las penurias económicas de la década anterior. Con ese respaldo y su condición de recién ascendido, el Oviedo pudo lograr un tope salarial más acorde al de un candidato al ascenso que al de un equipo que llevaba 11 temporadas entre Segunda B y Tercera División. Con la ilusión del retorno al fútbol profesional, llegó otro espaldarazo: el número de abonados. Son más de 20.000, aunque el club cerró esta misma semana la campaña y no ha facilitado una cifra oficial aún.

Pero el presente del cuadro ovetense es solo un paso hacia algo mayor. Instalado en la cuarta plaza y a un solo punto del ascenso directo, la Primera División es un objetivo irrenunciable para los nuevos rectores. "Claro que la idea es llevar al club a la Primera División, pero esta temporada hay que consolidarse", decía Ayub en su país para evitar las obligaciones. Pero al mismo tiempo aportaba un dato esclarecedor: "La televisión nos daba 60.000 euros en Segunda B, 4 millones en Segunda A y daría unos 30 en la máxima categoría". Incluso, tiene plan deportivo: "Deberemos ser agradecidos con los jugadores que nos asciendan, pero también reforzarnos con jugadores que en términos económicos son palabras mayores", aseguraba.