Ya hay recogidas más de noventa mil firmas para que no se construya un nuevo hotel de cinco estrellas en la zona de Sotavento, en El Médano, cerca de la playa de La Tejita. La iniciativa empieza a contar con el apoyo de algunas formaciones política, como Izquierda Unida, que siempre se apunta a un bombardeo. Los firmantes quieren que el Cabildo o el Ayuntamiento de Granadilla compren el suelo a los promotores, para que no se construya.

A lo largo de la carretera que une El Médano con Los Abrigos se encuentran muchas zonas residenciales. Es decir, que no nos encontramos ante un espacio protegido (excepto en la zona de la reserva natural especial de Montaña Roja) en donde no existe ningún ladrillo, sino en un paisaje donde ya existen viviendas legales e incluso un camping. Cabría preguntarse, entonces, cuál es el daño que puede sufrir la playa por la existencia del hotel en un zona cercana. Aparentemente ninguno, excepto el del peligro, para los actuales usuarios, de que el número de extranjeros que accedan a La Tejita sufra un cierto incremento. Mantener la playa "a salvo" de un hotel no es muy diferente de mantenerla "a salvo" de los chalés y urbanizaciones de la zona.

Parece bastante claro que Tenerife vive del turismo y que un nuevo hotel de cinco estrellas es una buena noticia, sobre todo para las 300 o 400 personas que encontrarían un nuevo empleo. Pero imaginemos que los firmantes de la iniciativa tuvieran éxito y el Cabildo acabase por comprar la parcela a los propietarios. Como todos los ciudadanos tenemos los mismos derechos que los usuarios de La Tejita, es de suponer que tendría que adquirir también todos los hoteles existentes en nuestras playas o lugares de baño: por ejemplo gran parte de la primera línea de Las Américas.

Una vez que haya comprado y derribado los hoteles, comercios, bares y restaurantes, para restituir la Isla a su natural belleza y a los secarrales de las tomateras, las administraciones tendrán que contemplar el pequeño problema de que tendremos unas setecientas mil personas que se habrán quedado sin trabajo. Pero tampoco hay problema. Se le asigna a cada ciudadano de esta isla un sueldo de por vida, una renta universal, simplemente por el hecho de residir aquí. ¿De dónde sacaríamos el dinero, ya que no tendríamos ni hoteles ni turistas? Pues lo imprimimos nosotros. Hacemos nuestra propia moneda. Como en el monopoly. Aunque como esos billetes tendrían el mismo valor que los que se usan en el juego -es decir, servirían para limpiarnos el trasero- no nos quedaría otra que regresar a la sociedad del trueque. Volveríamos a vivir de los productos de la tierra y de la ganadería, convertidos de nuevo en pastores y agricultores.

Tenerife habría vuelto al paisaje que conocieron nuestros antepasados. Una tierra intocada por las manos de la especulación capitalista. Y los firmantes contra el hotel de La Tejita -y todos residentes de cuerpo presente- tendremos no solo la playa sino toda la Isla para nosotros solos. Y a disfrutar.