Semanas atrás, en este mismo espacio, se recogía la singular estampa que creaban unos peluches escalando por un poste eléctrico en el barrio lagunero de San Diego, donde confluyen la avenida del mismo nombre y el camino de La Cruz. Pero no ha quedado ahí la historia. De aquella peculiar composición se ha pasado a otra aún más sorprendente. Cinco peluches en un triciclo, una bicicleta y un patinete; uno de ellos un piolín con una mochila y otro, un elefante con un paraguas y un bolso. Todo ello en medio de una gran extensión de terreno, en un lugar hasta cierto punto apartado, y con el casco histórico de La Laguna de fondo. El resultado, entre lo inesperado y lo insólito.