Estamos en la antesala de ir descifrando, por medio de la ciencia, cuestiones que, estando ocultas, no dejaban de ser ciertas, como la confirmación de estas ondulaciones basadas en la predicción que Einstein describió en 1916 y que los científicos en la actualidad han ratificado.

Este descubrimiento viene a traducirse en poder estar oyendo una canción que el universo compuso hace 1.300 millones de años, pero que, a partir de ahora, lo más emocionante vendrá después de verificar tal descubrimiento.

Todo esta cuestión puede resumirse en que la radiación electromagnética, que está formada por ondas que se desplazan por el espacio-tiempo, son absorbidas y reflejadas en la materia. Las ondas gravitacionales son perturbaciones del espacio-tiempo que viajan sin interrupciones al interaccionar con la materia.

Esto abre una ventana a la observación del universo con la que llegar hasta su mismo origen y comprender cosas hasta ahora inimaginables. Se abre pues una nueva era para las astronomía y la cosmología.

Se ha empezado a escuchar la música de la existencia, pero aun faltan muchos instrumentos por descubrir.

Cuando uno se encuentra ante noticias de este calibre se le ponen los pelos de punta al comprobar lo insignificantes que somos los seres humanos, ya que estamos en manos de los disturbios que se puedan ocasionar en el espacio y en el tiempo, condicionados por las fuerzas de la naturaleza más que ante decisiones políticas que dicen ser de alto calado.

Como a las que estamos asistiendo en estos momentos en lo referente a la formación de un Gobierno para la nación española. Donde lo que se comprueba es la fragilidad del ser humano investido como político, su carencia de talla intelectual e ignorancia, y el afán en poner en practica su estólidos atrevimientos al considerarse, sin excepción alguna, como si fueran el centro del universo, donde todo tendría que girar entorno a ellos.

Es un canto a la estupidez cuando nos están diciendo que el centro de universo desde Galileo hasta ahora mismo está en cuestión y en estudio.

Todos se arrogan que quieren gobiernos progresistas y de cambio, pero se demuestra una vez mas, ante lo que hemos comentado, que el progreso no viene de su mano, ya que son meros títeres de un sistema capitalista neoliberal, puesto que el progreso cuando llega lo hace de la mano de la ciencia.

Sin científicos no habrá progreso más que indigencia mental e intelectual, sin científicos, incluidos los sociales se estará dando palos de ciego a la memez y a la estulticia.

Y lo que parece mentira, y produce cierta erizadera, es que personajes que parecen sacados de un sainete no terminen de percatarse de esta realidad y dejen atrás discursos romos acompañados de viejas monsergas, retrogradas y antiprogresistas.