Introducido en 1970 con fines cinegéticos, el muflón, la única especie de caza mayor de la isla de Tenerife, se empezó a cazar, oficialmente, siete años más tarde. Desde esa fecha hasta diciembre de 2015 el número de ejemplares abatidos asciende a 1.668, según los datos aportados por el Cabildo de Tenerife.

Del total, casi mil (903) se cazaron en los terrenos del Parque Nacional del Teide, ahora también competencia de la Corporación insular, mientras que el resto, 765, se capturaron fuera de esta zona.

Solo en los últimos seis años se han abatido 227 ejemplares, una cifra elevada que coindice con el aumento de cazadores que han dado el salto a esta modalidad, en gran medida como consecuencia del descenso de piezas de otras especies cinegéticas en la Isla.

No obstante, ese es el número oficial. Como en toda actividad de este tipo también existe una cifra indeterminada de muflones que han sido cazados de manera furtiva y que, por tanto, no han pasado control alguno, que podrían elevar la cifra a más de 2.000.

Tanto es así que algunos de los cazadores más veteranos, caso de José Marichal "Fefe", aseguran que comenzaron a practicar esta modalidad antes de que se hiciera un recuento por parte de las administraciones, es decir, antes de 1977.

Considerado como una especie invasora que daña la flora autóctona -cuestión con la que discrepan algunos cazadores-, el muflón tiene firmada su sentencia, en forma de erradicación total, desde hace años.

Y aunque muchos de los que se han dedicado a su captura durante décadas se resistan a que esta especie de caza mayor desaparezca, el citado furtivismo y la presión cinegética - más cuadrillas y más muertes de hembras y jóvenes- han diezmado en gran medida las poblaciones durante los últimos años.

"Antes había manadas de 40 y 50 muflones", recuerda Arturo Noda, otro de los pioneros de esta modalidad de caza en Tenerife, quien calcula que ahora quedarán repartidos por las diferentes zonas unos 200-300.

Pocos si se tienen en cuenta las cantidades que había en las décadas de los 80 y 90, pero que serán difíciles de eliminar por completo, asegura "Fefe". "Acabarlos costará mucho, salvo que se produzcan grandes incendios en los pinares donde se resguardan", precisa. "Pero quedarán pocos", añade.

Una buena noticia, a medias, para quienes quieran seguir vinculados a la caza mayor en Tenerife -también se practica en La Palma con el arruí-, una modalidad que, con el tiempo, parece condenada a desaparecer en la Isla.

Una cacería distinta

Las características de la caza mayor en la Península, donde tiene miles de practicantes, son distintas a la que se desarrolla en Tenerife. Sin recechos, ni batidas con rehalas, el muflón en Tenerife se caza en cuadrilla, pero sin apoyo de animales, batiendo el terreno caminando. De ahí que Arturo Noda remarque: "Si no hay piernas no se matan muflones". EL DÍA acompañó durante 2015 a una de estas cuadrillas, que dirigen los hermanos Francisco, Ángel y Manolo Delgado, de los primeros cazadores en apuntarse a esta modalidad, hace más de veinte años, en la zona de San Juan de la Rambla y La Guancha. Con mayor o menor suerte en las tres jornadas de caza que se concedieron el pasado año -en ocasiones se han concedido hasta seis-, la cuadrilla sumó siete ejemplares de muflón abatidos al total del año. Para ello, en sintonía con la afirmación de Noda y haciendo hincapié en un aspecto que siempre recalca Francisco Delgado, es fundamental el conocimiento del terreno y la ubicación de los animales a base de caminar. De ahí que estas sean unas cacerías que hay que preparar con tiempo. Y aunque este aspecto no garantice el éxito, sí ayuda a aproximarse a él.