El cronista cree vivir un momento magnífico. Sí, da gusto pasear por nuestras plazas, calles y barrios de nuestra isla y ver a gran cantidad de gente dándose abrazos. No es habitual, claro; pero en estos días de carnaval no es nada difícil que se produzcan y reproduzcan nada más que uno avance unos pasos y se encuentre con alguien que te saluda después de mucho tiempo sin verse; sí, eso que se suele decir "amigos de toda la vida", "desde los tiempos del colegio", "de niños jugábamos en el mismo barrio", etc.

Y a lo largo del año, los abrazos son familiares, de novios, de amistad, cortesía, de colegas que sellan un pacto; una actitud que transmite cariños, respetos o reconocimientos y que, por supuesto, asombra a...

-¿Cómo, señor cronista? ¿De qué se asombra? Si eso del abrazo no es nada nuevo, hombre; sepa, la historia está llena de abrazos entre personas desde tiempos inmemoriales.

-Lo sé, lo sé. Pero me estoy refiriendo al pueblo, al común, que pasa a nuestro a lado y se enlaza en esa efusión afectiva ¡Una maravilla! Fíjese, son tantos los distintos tipos de abrazos, que hasta se le han puesto nombres de animales, según sea la posición de las manos, los cuerpos y los brazos. Por ejemplo, el abrazo del oso, al abrazo panda... y hasta existe el saludo cobra, como el del encuentro entre Mariano Rajoy y Pedro Sánchez... ¡Qué tíos!

-Y sepa usted que, según los protagonistas, el abrazo tiene más grandeza, trascendencia o repercusión, incluso pública, con reflejo en los medios de comunicación.

-¡No será para tanto, paisano!

-Escuche. Este pasado viernes se produjo uno de los abrazos más esperados. Un abrazo espiritual, religioso..., y pasará a la historia, a la Historia, con mayúscula.

-¿ No exagera usted?

-Pues no. ¿Usted no titula su crónica "Tiempo de abrazos"?

-Pues sí; pero me he querido referir a lo que he visto, sobre todo, durante estos días de carnaval: abrazos por aquí, abrazos por allá...

-...Ya, ya. Pues en estos días el Papa Francisco y el Patriarca ortodoxo, ruso, Kiril, se dieron un abrazo. El gran y esperado abrazo de las dos más importantes iglesias cristianas.

-¡Es verdad! Pensar que han tenido que pasar mil años, desde aquel cisma...

-¡Oiga..., y en Cuba! ¿Quién se lo iba a decir?

-Pues creo que la cosa viene de que Putin echó ahí una mano. Quedó tan encantado de lo bien que lo trató el papa Francisco en su visita a Roma, que llamó a Raúl Castro, y pienso que, más o menos, le dijo: ¡Raúl, mi tovarich...!

-¿Sí, mi hermano, camarada, dime...?

-Aprovecha que va a estar en Cuba mi papa, y ...

-(Interrumpe el cubano). ¡No te preocupes, camarada, encantado de recibir a tu padre...! Vamos, que lo voy a llevar, incluso, a Tropicana, así que...

-¡No, no, tovarich! Es mi Patriarca, el de mi iglesia, el que más manda, el máximo, como ustedes llaman en la católica al Papa.

-¡Ah, ok, comprendido, compañero!

-Aprovecha la ocasión, te digo, los invitas a los dos a la vez y, al verse, se darán un abrazo. Yo ya lo he comentado con Kiril, y está de acuerdo. Y saca muchas fotos. ¡Que se vea el abrazo, tovarich!

-¡Ok, da, da! (Sí, sí, sí).

-(El cronista se asombra de lo que sabe el profesor Sabius, que es un nombre falso, seudónimo, de un amigo historiador de la ULL que no quiere, me dice, publicidad).

-Pues sí, profesor. Pudo ser así, el caso es que después del abrazo, el papa Francisco dijo: "Ha sido una bendición de Dios".

-Ahí tiene usted, abrazos hay muchos; pero no todos son iguales.

-(Riiiingg, riiing. Suena el móvil del profesor). Sí, sí... ¡Hola, Filos! ¿Y a qué Vergara, dices; si, que a qué Vergara se refiere usted? ¡Diga! Espere... (pincha la tecla de altavoz). ¡Escuche usted también, señor cronista, a ver si sabe a qué se refiere el profesor Filos!

-¡"Que digo que no se olviden de Vergara, hablando de abrazos famosos e históricos"!.

-Sí, sí, claro. Se refiere, señor Sabius, al convenio entre carlistas e isabelinos.

¿No recuerda? El de Maroto y Espartero. Sí, a mitad del XIX, creo.

-¡Sí, sí, cantidad de pinturas recogen ese hecho por el cual a Espartero se le atribuyó en el futuro la distinción de Príncipe de Vergara!

-Pues como ve, amigo, siempre es tiempo de abrazos, con o sin carnavales. A diario y desde la noche de los tiempos.

-Sí, desde Adán y Eva..., si no, no se explicaría lo de Abel, Caín...

-¡Ja, ja, cuánta razón! ¡ Venga, un abrazo!

-¡Venga!.

-"Extraño tu presencia para abrazar tu amistad".

Un abrazo tuyo

de un día cualquiera

alegra mi vida entera.

-Queda dicho. ¡Háganlo...! ¡AHORA!