El 32,1 por ciento de los niños de primer y segundo ciclo de la ESO reconoce haber golpeado, pateado o empujado a otro menor y la mitad ha proferido insultos y palabras ofensivas en las semanas anteriores, según se desprende del informe "Yo a eso no juego" sobre el acoso y el ciberacoso en la infancia elaborado por Save The Children.

El trabajo, presentado ayer por el director general de la ONG, Andrés Conde, y su responsable de incidencia, Ana Sastre, parte de 21.487 entrevistas a estudiantes de entre 12 y 16 años para analizar la prevalencia y las características del bulliyng y el ciberbulliyng desde el punto de vista del acosador y del acosado e introduciendo perspectiva de género.

Según detalla, la mitad de los encuestados reconoce haber insultado o dicho palabras ofensivas a alguien y un 14,7% lo ha hecho de manera frecuente. A su vez, el 37,1% ha dicho a otras personas palabras ofensivas sobre un tercero, algo que es reiterado en el 9,6% de los casos. Mientras, un tercio (32,1%) "reconoce haber perpetrado conductas violentas como haber golpeado, pateado o empujado a alguien en los dos últimos meses". Es uno de cada diez quien lo hace con frecuencia.

Del lado opuesto, seis de cada diez niños reconocen haber sido insultados recientemente y un 22,6% dice que le ocurre de manera habitual. Uno de cada cuatro reconoce que ha recibido golpes físicos de otro niño en los dos meses previos a la encuesta, algo que el 6,3% ha padecido frecuentemente.

En las redes, los golpes no son físicos. Uno de cada cuatro estudiantes ha insultado utilizando internet o el móvil y casi uno de cada diez ha amenazado a otro niño. El 7,8% ha utilizado las TIC para difundir rumores y el 5,9% ha retocado imágenes de un tercero que estaban en la red. El resultado es que un tercio de los niños en España ha sido insultado por el móvil o por intenet, el 12,9% ha recibido amenazas y al 6,3% le han pirateado su cuenta en redes sociales. En uno de cada diez casos, estas manifestaciones violentas se sufren con frecuencia.

La reiteración es precisamente la clave para distinguir lo que es "una conducta intolerable" de violencia ocasional de un caso de acoso, fenómeno que, conforme ha explicado Conde, requiere, además de una repetición en el tiempo, una intencionalidad clara por parte del agresor y un desequilibrio de poder físico, psicológico o social del mismo respecto de su víctima.

Cuando se les explica a los niños este concepto y después se les pregunta por su percepción, el 9,3% se identifica como víctima de acoso tradicional y el 6,9% de ciberacoso, o, lo que es lo mismo, 193.000 niños y niñas en España son víctimas de este tipo de persecución, sea digital o analógica. Hasta 44.000 menores estarían padeciendo ambas modalidades a la vez, según el informe divulgado ayer.

Por molestar y por las características físicas

El 5,4%, 64.000 niños y niñas, afirman que han acosado a otros compañeros y el 3,3%, 39.000 menores, admite haberlo hecho de forma cibernética. Son 19.000 niños y niñas, el 1,6% de los alumnos de la ESO, quienes hostigan a sus iguales en ambas esferas. Las víctimas consideran que han sido acosadas fundamentalmente por el hecho de ser molestadas, percepción que comparte más del 20% de los encuestados. También encuentran explicación en sus características físicas (en torno al 16%) o porque el acosador les tenía manía (15%). La orientación sexual motiva entre el 3 y el 4% de las agresiones, según quien las recibe. Menos claro lo tienen los agresores: la mayoría dice que no sabe por qué lo hace. En el acoso tradicional, la segunda respuesta más frecuente es "para gastar una broma", aunque cuando se trata de ciberacoso, este es el primer motivo alegado. La tercera razón en ambos casos es "por molestar". En el 5,9% de las situaciones tiene que ver con la orientación sexual, algo que en ciberacoso llega al 6,6%. "Lo que está detrás seguramente es que no les hemos dado el mensaje de que eso que hacen es acoso y es violencia", comentó Ana Sastre. En su opinión, la sociedad "ha fallado" a estos niños acosadores, al enseñarles que "ese es el modo de relacionarse". Ante esta situación, la reacción es desigual. Las chicas son más propensas a pedir ayuda que los chicos, que tratan de verlo de otra manera o recurren al enfrentamiento. Aunque los mayores niveles de acuerdo en torno a las estrategias para afrontar el acoso están en "solucionar activamente el problema", "parar la situación" y "pensar diversas soluciones", también hay quien prefiere no pensar en ello, olvidarlo o resignarse. El informe revela diferencias por género, lugar de residencia y etapa educativa en la prevalencia del acoso. Las niñas lo sufren en mayor medida que los niños, con un 10,6% que se reconocen víctimas de bulliyng frente a un 8% de chicos y un 8,5% que han sufrido ciberacoso frente al 5,3% de los chicos.