Es, a la sazón, concejal de Servicios Públicos del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife. En los primeros días del mes de junio de 2015 decía públicamente respecto del Pabellón Exterior, cuyo esqueleto de obra sigue mostrándose en la calle Eduardo Zamacois: "Sólo estamos a la espera de que en dos semanas se defina la titularidad de sendos espacios en Cuchillitos de Tristán y Tío Pino, las alternativas para ubicar la Escuela de Tenis, que deberá trasladarse. Luego iniciaremos el proceso con el preceptivo plan de viabilidad económica, que ya está preparado, para desbloquear por fin la obra".

Han pasado más de ocho meses desde aquellas declaraciones. El esqueleto de obra sigue como mismo y donde mismo ¿Acaso no se ha definido la titularidad de aquellos "sendos espacios" para la Escuela de Tenis, cosa que se iba a solucionar en dos semanas? ¿Acaso se ha solucionado aquello y no se ha iniciado el "proceso con el plan de viabilidad económica, que ya está preparado, para desbloquear la obra"?

Creo que un responsable político, si realmente es responsable en aquello que se ocupa, debería hablar menos y hacer más. Desde luego, hablar de aquello que le competa y de lo que tenga seguridad en cumplir. Proyectarse en los medios de comunicación creando expectativas que luego no ha de satisfacer tiene mal calificativo. Sucede que, lamentablemente, tal actitud es común a bastantes políticos adscritos a gobierno de cualquier institución. Es el engaño, la farsa, acaso el intento de seducción que en definitiva viene a resultar un timo al ciudadano que creía, o pretendía creer, en lo que el responsable político decía.

Sucede que si la denominada oposición no se ocupa de airear aquellas embaucaciones o engaños, el mentiroso se va de rositas y no pasa nada. Bueno, sí pasa. En el caso que nos ocupa, la obra ejecutada sigue mostrándose como un hito más del despilfarro y la desidia por parte de quienes tienen obligación de invertir bien el dinero público. Quiero creer que el proyecto del tal Pabellón Exterior se correspondía con una necesidad de dinamización deportiva y el ofrecimiento de espacios a tal fin al ciudadano. Ahí está, para vergüenza de una corporación.