Tras un triunfo casi fantasma, certificado en el descuento, justo en la misma jugada en la que el rival reclamó como gol del empate un balón que Dani Hernández detuvo dentro de la portería, la sensación que deja el Tenerife es la de un equipo muy irregular, a medio hacer, incapaz de jugar en el sentido más amplio de la palabra, de controlar los partidos, ni siquiera cuando los pone tan de cara como ayer, con 2-0 a su favor en el minuto 16. La salida del equipo fue chisposa, rica en dinamismo, casi efervescente podría decirse. Moutinho partió desde la izquierda y se metió a la espalda de Nano para ser su mejor asistente, en una función mixta que el equipo ha echado de menos toda la temporada (añorando lo que hacían Cristo Martín o Juan Carlos Real). Y en ese inicio, el partido quedó casi decidido. Una acción de Moutinho con disparo devuelto por el palo y empujada por Nano a la red (2'') y una galopada virtuosa del propio Nano rematada a la red desde la frontal (16''), colocaron la sustancial ventaja, a partir de la que el Tenerife suspendió la asignatura complementaria, porque es tan indiscutible que el equipo es bueno en velocidad, como que no sabe manejarse en el juego de posición. A partir de ese 2-0, el equipo de Martí empezó a confundir la manera de recuperar el control de la situación, porque "quemó" rápido la pelota, no tuvo pausa y así desconectó a sus tres delanteros. El rival lo aprovechó y el partido se abrió, sobre todo cuando el Llagostera hizo el 2-1. El vicecolista es tan flojo detrás como capaz de hacer daño con la pelota delante, tira buenos desmarques desde la segunda línea con sus jugadores de banda y llega con ventaja a base de cambiar la orientación del juego. En una de esas acciones a la frágil espalda de los dos laterales locales, encontró el 2-1. El gol generó un estado de nerviosismo en el Tenerife, síntoma inequívoco de su falta de confianza en su capacidad para salir de situaciones como esta (ya le sucedió ante el Huesca). Desde el gol de Imaz (25'') hasta el descanso el equipo catalán fue el dueño del juego y pudo empatar varias veces. El propio Imaz perdonó tras una duda entre Cristian y Dani (29'') y Germán salvó sin portero un disparo frontal de Natalio (31''), todo en medio de un clima áspero en el Estadio. El descanso vino a rescatar al Tenerife. Tras el intermedio, ya con Raúl Cámara en el campo, para fortalecer la banda frente a Imaz, la toma de decisiones desde los dos entrenadores tuvo una repercusión directa y provocó un cambio de decoración: Oriol Alsina tuvo la ocurrencia de sacar del campo a Juanjo, una pesadilla hasta entonces -casi empata de cabeza justo antes de irse (57'')-, y entonces el Llagostera se desinfló ya sin la opción que le daba Juanjo de ganar el balón en tres cuartos de campo en su permanente pugna con Alberto, y Martí aprovechó para provocar la otra mitad del cambio: modificó el dibujo, colocó dos líneas de cuatro con Aitor y Alberto en el medio, y le dio entrada por delante a Javi Lara. El equipo empezó a administrar sus posesiones, aguantó más la pelota y obligó al rival a regresar a su mitad de campo para protegerse. Fue un largo respiro para los blanquiazules, que jugaron sus mejores minutos desde el punto de vista futbolístico. Incluso hubo acciones para marcar el tercero, pero Suso, que fue entrando en juego tras una primera parte aislado, no estuvo preciso en el remate. El resto del guion tiene que ver con el instinto de conservación de la ventaja, algo propio del tramo final del partido. Oriol Alsina metió a Benja y retrasó a Natalio, siguió con mucha gente en tres cuartos y el Tenerife se echó atrás, pero ya con mejor salida en la transiciones ofensivas, gracias al criterio de Javi Lara en el último pase. El cordobés jugó de enganche, a mitad de camino, donde en realidad se carga de calidad un contragolpe. En uno de ellos, ya con Lozano en lugar del aplaudidísimo Nano, debió quedar sentenciado el partido, pero el hondureño falló solo ante René, en una arrancada en solitario desde la mitad del campo. La mejor versión de Lozano no habría perdonado esa ocasión... Todo lo que sucedió después, ya sobre el tiempo, fue de vértigo. El Llagostera, que había podido empatar en otra de sus jugadas de desmarque a la espalda de los centrales, en la que perdonó Benja solo ante Dani (82''), se echó arriba exprimiendo con la psicosis local del día del Huesca. Benja cabeceó un centro en el área pequeña, completamente solo, y Dani lo paró, parece que dentro, el rival se quedó protestando, Suso se fue solo y sentenció. La moneda cayó de cara.

Rueda de Prensa del entrenador del C.D. Tenerife, Jose Luis Martí, al finalizar el encuentro: