La ordenanza de animales que aprobó el Ayuntamiento de El Rosario en su último pleno hace tiempo que se convirtió en objeto de críticas por parte del colectivo animalista. Primero, expresaron su disconformidad al área responsable y, después, convocaron una manifestación antes de una sesión plenaria que acabó con los ánimos enardecidos, especialmente entre ese grupo y los cazadores. El asunto sigue. La pasada semana el consistorio remitió un contundente comunicado para reprobar algunas manifestaciones extemporáneas vertidas en las redes sociales y contestando de forma individual a las acusaciones.

¿Qué dicen los principales actores?, ¿por qué se ha llegado a este punto? Desde el colectivo Pro Defensa Animal El Rosario y Amicanes, Francisca Gutiérrez centra sus palabras fundamentalmente en lo que denomina la "limitación del movimiento animal", sobre lo que considera que la ordenanza aprobada es una de las más "permisivas" que existen. Según precisa, en casi todos los textos de esta naturaleza, hay un capítulo en el que se establece la longitud de la correa para atar a los animales, que nunca puede ser inferior a dos metros. "Habíamos negociado con el equipo de gobierno anterior que tampoco pudieran estar más de ocho horas amarrados", sostiene en referencia especialmente a los perros.

Ambos colectivos lamentan que durante dos años se estuvieron reuniendo todos los miércoles para elaborar el documento, en un proceso en el que participaron representantes de "todos los partidos políticos", mientras que rechazan el modo en que se orientó la participación. "Una terapia de grupo", califica la portavoz a la primera de la reuniones, al tiempo que ve en el texto un "maremágnum" de definiciones.

Aunque dicen no querer meterse con los cazadores, sí entienden que hay aspectos que se cambiaron que benefician a un colectivo que ha sido situado en la postura opuesta, si bien el presidente del Club Asociación de Cazadores Nuestra Señora de El Rosario, Aurelio Gutiérrez, lo niega. "Porque haya dos o tres que tengan a sus perros en malas condiciones no nos pueden calificar a todos", apunta un representante que asegura que los practicantes de este deporte en el municipio buscan el bienestar de sus animales. En la misma línea, comenta que, si bien los perros están amarrados, en otros momentos los sueltan por el campo en completa libertad, así como que, en cualquier caso, están en sus casetas con agua y bien atendidos.

Y en el medio, el ayuntamiento, que en el comunicado de la pasada semana destaca la importancia de una ordenanza consensuada, que esta continúa en exposición pública y que, ante todo, se busca el bienestar animal. "La ausencia de referencia temporal no quiere decir que la ordenanza permita que los animales permanezcan atados de por vida; esta sería una interpretación torticera de la norma", expresa el consistorio tras remarcar que ese aspecto de tiempo fue retirado por la imposibilidad real de comprobación de ese extremo y que la mención a longitudes y grosores de cadenas es un nivel de detalle que "no cabe" en un texto de este tipo.

De forma más precisa, la concejala de Medio Ambiente, Beatriz Díaz, matiza que el documento en el que los animalistas trabajaron dos años se quedó sobre la mesa por falta de participación, dado que no se tuvo en cuenta a otras asociaciones ni vecinos, y que se invitó al primero de los colectivos citados a que se sumaran a tres reuniones de consenso, si bien redujeron su grado de implicación tras la primera y, al final, le anunciaron una protesta. "Hay gente que entra para lo que a mí me viene bien, no para soluciones intermedias que nos vengan bien a todos", plantea la edil en un caso, al final, de sensibilidades. ¿Por exceso?, ¿por defecto? Formas de ver.