Más de 1.000 personas han denunciado haber sido víctimas de abusos sexuales por parte de clérigos de la Iglesia católica belga durante los cuatro años de investigación desde que se puso en marcha la comisión interdiocesana para la protección de niños y jóvenes, cuando trascendieron a la opinión pública los primeros casos.

El 89 por ciento de las víctimas de estos abusos eran menores de 18 años cuando se produjeron los hechos y cerca de un 23 por ciento no había cumplido diez años, según los datos presentados este lunes 22 de febrero por el presidente de la comisión interdiocesana y profesor emérito de la Universidad Católica de Lovaina (KU Leuven), Manu Keirse.

"Somos perfectamente conscientes de que no podemos cambiar el pasado. Sólo podemos intentar ofrecer (a las víctimas) lo que más faltó en el pasado: Humanidad y solidaridad", ha explicado Keirse en declaraciones recogidas por el diario ''Le Soir''.

El informe también recoge que el 95 por ciento de los abusos sexuales fueron cometidos por hombres del clero, frente a un 5 por ciento de mujeres. También las víctimas fueron en su mayoría hombres (71 por ciento).

DELITOS PRESCRITOS

La mayoría de los casos tuvieron lugar hace varias décadas, por lo que han prescrito judicialmente, pero en 2012 la Iglesia belga pidió a quienes sufrieron los abusos siendo menores de edad que denunciaran lo ocurrido para "reparar" los delitos que ya no podían ser llevados a los tribunales.

Desde que se puso en marcha la comisión hasta 2015, la Fundación ''Dignity'' (''Dignidad'' en inglés), creada por el clero belga, ha pagado 3,9 millones de euros en compensaciones a las víctimas de casos de pedofilia en el seno de la Iglesia.

Keirse ha asegurado que el objetivo de la investigación es asegurar que "no se repite lo que ocurrió en el pasado" y que la Iglesia toma las "medidas apropiadas", incluido ofreciendo la información correcta y una "transparencia perfecta" de lo sucedido.