El Juez de Competición de la Real Federación Española de Fútbol decidió multar al Mensajero con 3.000 euros y clausurar parcialmente el estadio Silvestre Carrillo durante un partido por los incidentes que se produjeron después del encuentro que jugó el equipo palmero ante el Barakaldo, el pasado 14 de febrero. En concreto, quedará cerrada la grada lateral en la que se encuentra la puerta por la que los árbitros y los asistentes salen del campo. Además, la RFEF advierte de que la clausura será total en caso de reincidencia.

Por tanto, el público no podrá acceder a ese sector del recinto coincidiendo con la disputa del Mensajero-Gernika de este domingo. El club cuenta con un período de diez días para imponer un recurso y no descarta hacerlo, aunque sería para intentar reducir la multa.

Después de analizar el acta y el anexo redactados por Fernando Navarro, así como los dos escritos de alegaciones, con pruebas documentales y videográficas, aportados por el Mensajero; la copia del "Infome de asistencia" remitido por el Comité Técnico de Árbitros; el parte de lesiones sufridas por el asistente Álvaro Rallo; y las imágenes de los incidentes, el Juez acordó la citada resolución.

Al margen de los argumentos que aporta el Mensajero, en la RFEF consideran que las imágenes son una prueba suficiente para "constatar que se ha producido un mal funcionamiento de las medidas y servicios de seguridad, con consecuencias tan graves como vergonzosas". Al respecto, apunta que el dispositivo de seguridad y la intervención de "algunas personas vinculadas al club" fueron "insuficientes ante la tensa situación que se había generado al final del partido". Por poner un ejemplo, el Juez indica que no se desalojó la zona por la que debían salir el árbitro y sus asistentes, "quienes abandonan las instalaciones atravesando una nube de amenazantes y violentos cafres, que permanecían en el lugar de los hechos tras la finalización del partido".

En cuanto a la lesión que sufrió el asistente al entrar en el taxi que condujo a los colegiados al aeropuerto, la RFEF reconoce que nada garantiza la verdadera causa de la misma, pero sí detecta un "riesgo notorio de haberse podido originar hechos y consecuencias aún más lamentables".