Son momentos históricos similares, por la importancia de lo que nos jugamos, a la etapa del 78.

Es evidente que después de las últimas elecciones generales del 20 de diciembre y el comienzo de la XXI Legislatura (que puede ser la más corta del país), el mapa político es muy distinto, en donde el bipartidismo es evidente que tiene que compartir cámara con otra serie de partidos en estos momentos decisorios.

Cuando los ciudadanos votan a un partido, la interpretación de ese voto es que en principio es que quieren que gobierne el partido al que votan, el resto son conjeturas e interpretaciones libres y que no responden a la generalidad. Ahora bien, producto del resultado electoral es evidente que debe nacer una cultura del pacto.

El bautizado como "Acuerdo para un gobierno progresista reformista y de progreso" (titulo rimbombante y cacofónico), que une al Partido Socialista con Ciudadanos, no hace más que crear incertidumbres en momentos extremadamente delicados para el país y para el futuro de todas y todos los españoles.

La suma de los diputados (Psoe + C''s) que deben elegir al presidente del Gobierno de la nación, que no los ciudadanos, es de 130 escaños. Muy lejos de la mayoría absoluta, que se sitúa en los 176 votos, porque la suma de los "no" puede ser superior en primera y segunda lectura. Por lo cual, hablar de pacto de gobierno con esa incertidumbre es por lo menos delicado y aventurero, no contando la realidad de lo que está ocurriendo.

Lamentablemente se habla de quinielas, algo que no beneficia a nadie, y pone en alerta una estabilidad económica muy necesaria en estos momentos, que se dilata en demasía y puede poner en solfa la recuperación económica.

Sin duda, la situación política dejó un panorama algo confuso tras las elecciones generales celebradas el pasado 20 de diciembre, en las que el Partido Popular fue la fuerza política más votada por los ciudadanos, pero sin lograr una mayoría necesaria para poder ejercer el cometido de gobernar un país en solitario y deja la puerta abierta a una obligatoria negociación entre otras formaciones.

España ha logrado salir de una situación muy comprometida en la que la sombra de la intervención centraba titulares en la prensa y la realidad de un país venido a menos. Se hizo necesaria la toma de decisiones comprometidas pero necesarias, que nos afectaron a todos pero logrando unos resultados positivos para el interés general.

Hemos pasado de ser el país de la Unión Europea que menos crecía y que más puestos de trabajo destruía, a ser el que más crece y más empleo crea de toda la unión, alejando el fantasma de una nueva crisis o el de una intervención.

Las políticas económicas, aunque drásticas, nos han permitido crear casi dos millones y medio de puestos de trabajo, recuperando el terreno perdido en el consumo y políticas sociales, poniendo orden en el gasto de las administraciones locales y revisando en gastos de las públicas.

Han sido años muy duros y de mala prensa para que hoy podamos decir que estamos cerca, muy cerca, de salir del túnel que nos ha corroído estos últimos años.

El próximo Gobierno de España tiene la obligación de seguir trabajando en pro del interés general, de las personas que aún hoy lo siguen pasando mal, apostando y consolidando la creación de empleo como uno de los pilares fundamentales de las políticas sociales y del bienestar general. Les pido seguir afianzando la España del mañana, con un futuro mejor para todos y todas, en donde el modelo de país no quede cuestionado ni dañado, pero sí reforzado.

Hay algunos planteamientos que salen a la luz pública que no dejan de ser llamativos, en donde se pide al partido que ha ganado las elecciones que no gobierne ni participe en el gobierno, y se lo dice el segundo y el cuarto en resultados, algo que no ha ocurrido nunca en la historia de Europa.

No es la primera vez que les digo que, a pesar de mi condición de concejal en el Ayuntamiento de La Laguna y senador por Tenerife, no vivo de la política. No soy ni seré de los que lleguen a pensar nunca que lo público nos pertenece, porque únicamente somos administradores temporales del bien de todas y todos. Desgraciadamente, en la actualidad existen más ansias por destruir las políticas de los que han estado en el poder que entre todos buscar soluciones constructivas, algo que he dicho en innumerables ocasiones públicamente.

No seré yo el que critique algo sin antes poner mi granito de arena, si así lo estimo oportuno, ni cuanto peor mejor, porque no vivo de la política y solo pretendo realizar un servicio a la comunidad, aportando modestamente valor añadido con lo que somos, porque el estar por estar no tiene ningún sentido.

Y por eso también queremos pedirle al nuevo Gobierno de España que mantenga el principio fundamental de gobernar para todas y todos los ciudadanos. Sin distinciones y sin caer en el juego que depararía en la creación de políticas clasistas con ciudadanos de primera y segunda, dependiendo de la Comunidad Autónoma en la que viven. Les pedimos y animo a trabajar, trabajar y trabajar en pro del interés general, y no por el interés individual o de reducidos grupos.

Es responsabilidad de todos lograr un clima de estabilidad que permanezca en el tiempo, olvidando las discrepancias y buscando los grandes consensos sobre lo que nos une. La soberanía nacional, que radica en todos los españoles de cualquier lugar; la igualdad de los mismos en derechos y deberes, el Estado de Bienestar y crecimiento deben ser objetivos a defender por todos y olvidándonos de lo que nos separa.

*Senador por Tenerife y portavoz Grupo Popular en el Ayuntamiento de La Laguna