La mujer de origen cubano Sandra P.R., detenida a finales de diciembre por la muerte del empresario Raimundo Toledo (propietario de la gasolinera TGas de la carretera de El Médano), se desvinculó completamente de la detención ilegal y supuesto homicidio de dicha persona, que era tío de su esposo.

Así lo planteó en una declaración efectuada el pasado 12 de enero en el Juzgado de Instrucción número 5 de Santa Cruz de Tenerife. En esa ocasión cambió parte del testimonio ofrecido la primera vez.

El mes pasado, Sandra P. afirmó que no dio instrucciones a Alexander (el joven cubano detenido por este caso, con el que mantenía una relación y que ejercía de su chófer particular) para que secuestraran a Raimundo, "que nunca haría nada de eso porque su marido le da todo y nunca le ha faltado nada".

Su marido forma parte de una sociedad con Raimundo Toledo y los hijos de este. Dicha mercantil vendió el pasado mes de octubre un terreno donde poco después se instaló un restaurante de comida rápida de una conocida multinacional. Esa operación se cerró por más de un millón de euros.

Al parecer, parte de ese dinero se dedicó a pagar la hipoteca que existía sobre dicha parcela.

Sandra P. comentó ante la autoridad judicial que mantuvo conversaciones con su marido sobre la venta de unos terrenos y que Alexander iba en el coche con ella cuando su marido la llamaba.

Además, indicó que "Alexander lo oía (hablar de la venta del citado terreno) porque el manos libres del coche se activaba automáticamente".

Respecto a (Claudio) (el otro hombre arrestado por este trágico suceso, de ascendencia argentina y nacido en Australia), Sandra P. manifestó que no lo conocía hasta el mismo 12 de enero pasado.

Cabe recordar que la abogada de Sandra P. solicitó su puesta en libertad y salida de prisión, puesto que no hay pruebas directas que la vinculen con la detención ilegal y muerte de Raimundo Toledo.

Sin embargo, un coche a su nombre, un Seat Toledo, fue hallado frente a la casa de la víctima en pleno centro de Santa Cruz, con las puertas abiertas, una pistola simulada en su interior y un teléfono móvil que era usado por el detenido identificado como Diego Claudio.

Ese automóvil fue intervenido por agentes del Cuerpo Nacional de Policía horas después de que se activara la "alerta" por un posible "secuestro" de un hombre que se detectó en la avenida 25 de julio de la capital tinerfeña. La llamada a la sala del 1-1-2 fue realizada por una vecina de dicha zona residencial de Santa Cruz que observó cómo Raimundo Toledo se bajó de un todoterreno (el suyo propio) con intención de escapar y que dos personas le propinaron golpes y lo obligaron a introducirse de nuevo en ese vehículo.

Como se recordará, ese todoterreno, un Honda CR-V, fue encontrado en la ladera de la Montaña de la Centinela, en San Miguel de Abona, envuelto en llamas y con el cadáver de Toledo en su interior. Desde entonces, investigadores de la Policía Nacional y la Guardia Civil colaboraron para esclarecer el caso.

El joven que la llevaba a hacer gestiones

En su primera declaración, la detenida Sandra P. manifestó que conocía a Alexander porque le hizo un trabajo de mudanza, pero que no tiene ninguna relación con él. Aclaró que, tras dicha mudanza, lo invitó a cenar a un restaurante y que no lo veía desde el 12 o 13 de diciembre, fechas en las que dijo que ella estuvo ingresada en un hospital. También dijo en esa ocasión que Alexander le hacía trabajos ocasionalmente. Sin embargo, en la segunda declaración efectuada el 12 de enero, Sandra P. reconoce que Alexander y ella tenían una relación. Además, dicha mujer cubana comentó que Alexander le pidió trabajo y ella se lo dio, puesto que el citado caribeño la llevaba a donde tenía que ir, porque ella no podía conducir. Sandra P. señaló que Alexander la acompañaba a hacer todas las gestiones, incluso cuando acudía a la gasolinera de Raimundo Toledo a cobrarle a su marido todas las cosas. Y que esa relación con Alexander se prolongó durante cuatro o cinco meses. Además, la mujer cubana manifestó que Alexander conducía todos los vehículos que ella y su pareja tenían en venta en la gasolinera. Uno de esos automóviles es un Toyota. Además, reconoció que llegó a mostrar el Seat Toledo para que lo vieran posibles compradores. Otro de los aspectos comentados ante la autoridad judicial fue que en cualquiera de esos coches podía haber efectos personales de Alexander y que este también lavaba tales vehículos. También aseguró que ella y Alexander acudían a cobrar cantidades que Raimundo tenía que dar a su esposo y la declarante firmaba los recibos. Y que Alexander la esperaba fuera a que ella terminara de efectuar esas gestiones, según ha trascendido. En este caso, además de Sandra P., Alexander y Diego Claudio, una hija de Sandra también fue arrestada acusada de encubridora.