Según ha publicado recientemente el Cabildo de Tenerife, el turismo de "cinco estrellas" generó el año pasado nada menos que unos 600 millones de euros, lo cual supone algo más de un 15% de los ingresos totales que recibe la isla de Tenerife en concepto de gastos turísticos; o, dicho de otro modo, un 10,5% de los turistas que tienen la suerte de elegirnos son un turismo exclusivo.

Este nicho de lujo, en el sentido más amplio de la palabra, es un segmento que nos interesa cada vez más porque ello indica que la imagen del turismo de sol y playa que muchas veces se asocia con Canarias, y que a su vez implica, no siempre con razón, un turismo "mochilero", se está diversificando y especializando en un turismo de calidad que -según palabras del presidente del Cabildo tinerfeño, Carlos Alonso- "sirve como estímulo al conjunto del sector para apostar por la cualificación del propio destino".

Tenerife, pues, emerge como un destino de "cinco estrellas" no sólo por su envidiable clima y por sus evidentes paisajes maravillosos de sol y nieve que se pueden recorrer y disfrutar, cual continente en miniatura, en apenas unas horas, sino por sus excelentes infraestructuras aeroportuarias, marítimas y de carreteras -las cuales se están mejorando de forma continua, aunque no tal vez al ritmo deseado por todos-, y también ofrece unas infraestructuras hoteleras de servicios y de ocio y de comercio de primer orden, contando actualmente con una oferta de lujo -basada en la calidad profesional y en la excelencia-, comparable con cualquier otra que se pueda ofrecer en los destinos más punteros y competitivos del mundo.

Tenerife oferta algo más de 12.000 camas en hoteles de cinco estrellas, que viene a representar un 15% del total de la oferta hotelera de la isla, siendo el público más fiel el británico, seguido de los españoles, alemanes, belgas, franceses, suizos y rusos por este orden. Y lo que les atrae, aparte de los maravillosos hoteles de lujo con que cuenta la isla, es la amplia oferta de actividades "exclusivas" que se les ofrece, como la práctica de cualquier deporte relacionado con el mar, incluidas las travesías en yates de lujo; excursiones; tratamientos de salud y de bellezas en los mejores spas; la práctica del golf en una variedad de campos que, según los especialistas en dicho deporte, están considerados como de los mejores del mundo; turismo sanitario; cultural y científico; gastronómico de congresos o de bodas.

Es evidente que el archipiélago en general y Tenerife en particular han ganado cuota de mercado y han mejorado su marca "Canarias" como destino turístico puntero. Pero la industria turística es, sin duda, un sector complejo que necesita de una política institucional consensuada y, por consiguiente, duradera en el tiempo; que sea capaz de aglutinar los diferentes subsectores y actividades en torno a un único modelo turístico innovador, dinámico y competitivo, sin olvidarnos de apostar por seguir manteniendo una imagen de Canarias, segura, amable y atractiva.

Tenerife, además, cuenta con una oferta hotelera de excelencia, calidad y lujo incuestionables, reconocida y premiada en todos los foros internacionales de turismo; destacando el hotel The Ritz-Carlton Abama en el Sur de la isla, por acoger anualmente los más destacados encuentros internacionales, ya sea de gastronomía y vino, ya que no en vano es el primer hotel gourmet de España que ostenta tres estrellas Michelín -dos del MB de Berasategui y una del Kabuki del maestro Ricardo Sanz de Castro-; ya sea de golf, al acoger parte de la sede International de la Golf Travel Market (IGTM), la feria turística de golf más importante de las que se celebran actualmente; o ya sea un encuentro científico como el festival "Starmus", que reúne a destacados astronautas y a los mejores científicos en todo el mundo, como el prestigioso Stephen Hawking.

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