La presencia de la Unipol no hacía presagiar nada bueno, y así fue. Los residentes en el poblado de chabolas contiguo al pabellón Pancho Camurria, en Santa Cruz, se despertaron ayer sobresaltados por la presencia de varias patrullas de la Unidad de Intervención de la Policía Local y dos camiones de Urbaser.

Formaban parte de un dispositivo coordinado por las concejalías de Seguridad Ciudadana, Atención Social y Servicios Públicos para desmontar tres de las más de veinte casetas que dan cobijo a una veintena de personas sin recursos en los alrededores de la instalación deportiva.

La semana pasada, y sin tanta repercusión mediática -ayer se concentraron numerosos medios de comunicación-, se había producido el desmantelamiento de otra instalación.

Esta vez les tocó el turno a dos chabolas llenas de "pertenencias" de varios residentes -chatarra, según el ayuntamiento-, y una tercera cuyo ocupante, también según el consistorio, se encuentra en el albergue.

Sobre esta última, no obstante, existen discrepancias, pues según algunos habitantes del poblado era ocupada desde hacía tiempo por el joven marroquí Zouhair El Gharbi, cuya esposa e hijo -están separados- viven en otra parte de la ciudad.

"Como en casos anteriores, las construcciones que se retiran son solo aquellas que se encuentran deshabitadas, o previo consentimiento de sus ocupantes", explicó el consistorio en una nota tras finalizar el operativo.

Además, las fuentes municipales cifraron en una veintena de personas -permanecen allí otras tantas- las que han desocupado la zona desde el pasado mes de septiembre, cuando se inició el operativo que actúa en las inmediaciones del Pancho Camurria.

Las críticas a la intervención municipal llegaron tanto de parte de los afectados, que se quejaron de que no les avisaran con tiempo para "salvar" más cosas, como de la portavoz de la Plataforma del Viera y Clavijo, Ana Mendoza, quien se preguntó qué va a pasar ahora con estas personas sin hogar. También lamentó la ausencia del alcalde y del concejal de Atención Social, Óscar García, "que sí venía mucho cuando estaba en la oposición".

"Diariamente se actúa con estas personas, que reciben el apoyo y asesoramiento de los trabajadores sociales de la Unidad Móvil de Acercamiento (UMA). Se desarrolla un seguimiento pormenorizado, caso por caso, primando el reagrupamiento familiar y la utilización de los recursos públicos y concertados de que dispone el municipio", insistió el consistorio.

A las 11:30 horas, dos horas después de que comenzara el desmontaje, los camiones de Urbaser y el último furgón policial abandonaban la zona. Pasado el mal trago, Zouhair El Gharbi preparaba un nuevo hogar. Otro residente mataba el tiempo con una sopa de letras.