Al empezar a hablar con Javier Lara (4-12-85, Córdoba), se extrae la conclusión de que el último fichaje del Tenerife no va a decir siempre lo que habitualmente comentan sus colegas de profesión.

Ha jugado dos partidos. ¿Conforme con su papel en el Tenerife?

Vine con la intención de ayudar lo antes posible y creo que es lo que estoy haciendo día a día.

Querrá ir a más.

Siempre entendí el fútbol como un deporte de equipo. Ojalá ganemos todos los partidos, aunque no me toque jugar. Lo que uno quiere es que el Tenerife esté lo más arriba posible. Cuando un club te contrata, no lo hace solo para que juegues el domingo. Yo disfruto de mi profesión cada día; y si luego juego, ya es lo máximo.

¿Nota que encaja en el equipo?

Por eso vine. El Tenerife tiene un estadio grande y una afición exigente, que es algo que me viene bien porque me considero un jugador con personalidad. Este es un club histórico. Por aquí han pasado muy buenos futbolistas y sé que a la gente le gusta ver jugadores con buen trato del balón.

¿Por qué firmó hasta junio?

Tampoco hay que llevarlo a más. No sabíamos cómo estará cada uno. Veremos qué marca el día a día.

¿Tuvo más ofertas?

Sí, pero hablé con Alfonso y con el míster y me decanté por el Tenerife. Pensé que era un buen sitio para volver tras jugar en la India.

¿Le parece un club para seguir?

No se ha dado la circunstancia. Queda mucho por delante y tengo que demostrar que puedo ayudar.

¿Si de usted dependiera?

Por descontado. Sigo pensando que este es el mejor club de todos en los que he estado. Ya lo comenté en mi presentación y recibí críticas de otros sectores. No lo digo por cumplir. Es lo que pienso.

¿El final de Liga será divertido?

El equipo que logre una buena racha, se meterá arriba. Pero es muy difícil, porque en esta categoría te puede ganar cualquiera. Por eso hay que saber valorar cada victoria. Se nota que este es un club que está obligado y que lo ha pasado mal. No se ve que se disfrute tanto del triunfo. Y cuando haces las cosas por obligación, no es bueno.

¿Imagina el estadio lleno?

Cuando vine aquí, pensé en eso, que íbamos a tener una buena racha y estar arriba. Hemos demostrado que podemos ganarle a cualquier y la ilusión del grupo está intacta.

¿A qué le sonaba el Tenerife?

Cualquiera que conozca el fútbol, conoce al Tenerife, su historia y los años buenísimos que tuvo en Primera. Pero el fútbol está como está y es muy difícil tener continuidad en Primera o en Segunda.

¿Tiene algún recuerdo?

Las Ligas que le quitó al Madrid.

Usted es madridista, ¿verdad?

De pequeño eres de un equipo porque te regalan su camiseta. Y a mí me regalaron una del Madrid. Aquellas dos Ligas las recuerdo por verlas por la tele, pero no las sufrí porque era un niño. Sí recuerdo al Tenerife de Primera. Luego estuve en la cantera del Córdoba y me entrenó Rafa Berges, y tenía constancia de que estuvo aquí.

Empezó a jugar en su pueblo.

En la escuela de fútbol de Montoro. Seguí en Andújar, que es un pueblo de Jaén. De ahí, al Córdoba.

En Montoro tiene incluso un pabellón con su nombre.

Se inauguró el año pasado con un acto muy bonito. Es un pueblo de unos diez mil habitantes y yo había debutado en Primera con el Éibar. Me sentí muy orgulloso.

¿Le quedó la pena de no jugar con el primer equipo del Córdoba?

No ha dependido de mí. Es difícil poder jugar donde uno quiere. Seguro que hay tinerfeños que están en otros sitios. Lo que vale es sentirte a gusto donde estés, porque así rindes mejor. Y Tenerife es buen sitio para estar feliz.

Ha tenido una carrera variada.

Debuté en Segunda B con el Villanueva. Después fui al Real Unión, luego al Écija, al filial del Almería, al Alcalá, al Elche, al Alcoyano, al Valencia B, al Lucena, del que guardo un recuerdo buenísimo, la Ponferradina, el Alcoyano en una segunda etapa, el Éibar en Primera...

¿Veía muy lejos la Primera?

Siempre sueñas con jugar en Primera, pero la Segunda División B es una categoría que me encanta y que muchas veces echo de menos, porque hay mucha unión en los vestuarios y mucha humildad, y no siempre tienes la obligación de ganar. Así disfrutas muchísimo más. A lo mejor, el sueño perfecto es estar en Segunda B con un sueldo de Primera.

No lo pasó bien en el Real Unión, pero volvió a Guipúzcoa y jugó en Primera con el Éibar.

Tuve una mala experiencia en Irún. Fue la primera vez que salía de casa, con 19 o 20 años. Estaba lejos y solo. Pensaba que no iba a volver y, sin embargo, estuve en Éibar. Pero ya era más maduro y es un pueblo pequeño y acogedor. Me sentí muy a gusto.

Y pasó a la historia del Éibar.

Meter el primer gol del Éibar en Primera fue algo muy bonito.

¿Por qué no siguió?

Tenía otro año por la permanencia, pero no era seguro que el equipo fuera a jugar en Primera. El club contaba conmigo en cualquier categoría, pero me salió una opción en el extranjero. Llevo años jugando en Segunda B y Segunda A y, económicamente, no me podía permitir dejar escapar esa oferta. Ojalá hubiera llevado diez años en Primera y hubiera podido decir que no, pero no fue mi caso.

Llegó a marcar 12 goles con el Alcoyano. ¿Fue su mejor curso?

Era un club que conocía de mi etapa anterior, cuando estuve cedido por el Elche. Me sentí como en casa. Era un jugador muy querido por el club, por la afición y por la ciudad. Me encantaba vivir allí. Cuando estás a gusto en un sitio, siempre rindes por encima de tus posibilidades. Coincidí con el entrenador que ahora está en el Leganés (Asier Garitano), que es un técnico muy importante.

Y le metió un gol al Tenerife.

Sí, en la Copa. Luego nos tocó la suerte de enfrentarnos al Real Madrid y también marqué. Son experiencias que vas disfrutando.

Ahí fue cuando se hizo famoso.

Fui al programa de Josep Pedrerol. Lo pasas bien, porque te dejan decir lo que piensas. Pero como en el fútbol hay barra libre, todo se malinterpreta. Pasé un buen rato hablando de fútbol.

Se le vio muy cómodo en la tele.

Porque soy una persona que siempre dice lo que piensa. A veces tengo problemas por ese motivo.

¿Qué opina de la prensa?

Hay que entender su papel. Viven de cualquier movimiento. Siempre hablan del Madrid y el Barça. Es lo que interesa. Estaría bien que hablaran de los demás clubes, pero lo otro es lo que da de comer.

Hábleme de su experiencia en el Atlético de Kolkata.

La oferta era irrechazable. Un compañero del Éibar, Borja, había estado allí e iba a volver, y sabía que podía estar bien. Es una franquicia del Atlético de Madrid y sabía que iba a estar respaldado. La pretemporada la hicimos en el Cerro del Espino, y eso fue interesante. Nos juntamos un grupo de españoles. El entrenador también es español, Antonio López.

López no tuvo suerte aquí.

Ya. No hablé con él de eso.

¿Y cómo le fue?

Juegas delante de 70.000 espectadores y eso supone mucho. Si te pasas diez años en Primera y has ido a un Mundial, quizás no valoras estar así, en la India, pero para mí sí fue una motivación y una manera bonita de vivir el fútbol.

¿Cómo era su vida allí?

Difícil. Vivía en un hotel, en una habitación individual. Cuando salía a la calle notaba el contraste, porque allí no hay clase media: o es alta o es baja. Hay muchas cosas que te impactan. Si un día llueve, a lo mejor ves a la gente peleándose por beber agua de los charcos. Dabas un paseo y cuando volvías, te quedabas con mal cuerpo. Eso te sirve para ver la vida de otra forma y valorar un simple trozo de pan. A mucha gente que vive en su mundo la mandaría allí, aunque fuera un rato, porque sé que cambiarían su manera de pensar.

¿Qué concepto hay del jugador?

No hay maldad. Sales a la calle y todos te quieren tocar. Paseas por la ciudad y ves a gente cercana, cariñosa. No tienes la sensación de que te va a pasar algo malo.

¿Hay mucha afición?

Es una competición privada, similar a la MLS o la NBA. Se juega un partido a los tres días, otro a los cinco... Nunca se descansa. Luego, al terminar hay fuegos artificiales. Para ellos es como un espectáculo que sirve para que cada vez haya más afición al fútbol. Irá subiendo poco a poco, porque los estadios son espectaculares.

¿Compensa económicamente?

Sí. Saben que tienen que aportar mucho para que un jugador se decida a ir. El fútbol en España ha bajado mucho, a no ser que vayas a un grande. En cuatro meses allí ganas lo mismo que aquí en tres temporadas. Sí te compensa.