El de investidura, para alcanzar la formación de un Gobierno en España que trate de desarrollar nuevos objetivos para recuperar un Estado aceptable del bienestar perdido. El candidato no pudo concitar más votos que los de su partido (PSOE), los de Ciudadanos y el de Nueva Canarias.

Creo que la exposición del programa por parte del candidato se ajustó bien al contenido y a su petición a la izquierda para que se sumase a él. Pero la izquierda que se arroga Podemos no estaba por la labor. Estaba anunciado. Desde antes de que el candidato lo fuera por designación del Rey, el presidente de Podemos ya había configurado la parte del Gobierno en el que pretendía participar; aún sin hablar del para qué.

En el debate propiamente dicho, el del segundo día, en el que ya se producían las réplicas y contrarréplicas en relación con lo expuesto el día anterior, surgieron las esencias de cada cual. El presidente del PP se mostró con toda su capacidad de ironía para, en definitiva, justificar que es él quien tiene que presidir el Gobierno que se pueda configurar por ser su partido el que más votos obtuvo el 20D. Menester es recordar que el PP ha participado, en otras ocasiones, en descabalgar a la fuerza más votada en las elecciones. En Canarias tenemos el ejemplo más claro: cuando Juan Fernando López Aguilar, liderando el PSC-PSOE, ganó las elecciones. Así que no parece que el PP tenga fuerza moral para reivindicar ese derecho.

La intervención que más me gustó fue la del presidente de Ciudadanos. Fue la que mostró más solvencia, menos teatralidad, más sinceridad y siendo la más didáctica. Aunque creo que se extralimitó al pedir al PP, poco más o menos, que jubile a su presidente. Las decisiones en los partidos, en todos los partidos, han de serlo por las propuestas y debate de sus afiliados. Sin recomendaciones externas.

Puestos a pasarse, el que lo hizo tres pueblos fue el presidente de Podemos. Se metió hasta la cocina del PSOE para removerle los calderos. Tan asumido tiene el deseo de fagocitar a ese partido, con más de 130 años de historia, que no deja de dar puntada a tal fin. Ante tal acoso (escrache dicen los podemitas) el PSOE debe poner pie en pared.

Las posiciones contra el pacto alcanzado por el PSOE y Ciudadanos se han mostrado irreductibles, tanto por el PP como por Podemos e IU. En consecuencia, me parece que vamos hacia otras elecciones, en las que el resultado no diferirá gran cosa del que nos dimos el 20D. Y la credibilidad de España se volatilizará por causa de nosotros mismos. Y los independentistas frotándose las manos en el camino a su fin.