¿Quién dijo que ya todo está hecho, que el camino de la "salvación" se ha empezado a andar en este país de la bobería? ¿Quién ha sido el farsante? Quedan tantas cosas, tantísimas, que es imposible agarrarlas a la vez. Se nos escapan de las manos, no caben, se escurren, decantan asfixiadas, sin soluciones ni mejoras a la vista, sin el oxígeno de la recuperación que es retorno a la senda de la esperanza más vital.

Esto es lo que hay: confianza aún muy lejana en un futuro mejor y mucha efervescencia, cansina, muy cansina, en el seno de la política nacional, un panorama que no alcanza para sellar, al menos por ahora, el optimismo más elemental, ese que llaman de mínimos. El actual escenario se recorre con el depósito de la gasolina en reserva, a punto de expirar la combustión, y así no hay margen, no hay manera...

Son tantas y tantas las cosas que a diario nos asaltan..., y aquí no pasa nada. El paisaje urbano, el que se pisotea con rabia jornada tras jornada, se sigue transformando en un dibujo de hambre y ocaso..., y aquí no pasa nada. La gente deambula por las calles con su plato vacío y fe de alimento..., y aquí no pasa nada. Los parados y sus genes afines miran silenciosos el fin que reposa sobre el hule y ya solo se alimentan de miradas desenfocadas y legañosas..., y aquí no pasa nada.

Una señora está enferma y necesita atención rápida, que se nos muere y esto es evidente..., y aquí tampoco pasa nada. Te aproximas al cole y ves que algunos niños miran con desolación y ojos abiertos de par en par unas simples galletas María..., y aquí no pasa nada.

Hay una familia que conquista y coloniza las escalinatas de cualquier ermita o parroquia y en ellas sienta sus humildes reales de pasado opulento y día de mañana sin saber qué..., y aquí no pasa nada. La gente se desespera, se desangra, se horroriza, se tira por un puente para llegar al cielo..., y aquí no pasa nada.

Ahora bien, cualquier representante de los ciudadanos, casi todos los encumbrados por los votos, monta el pollo a cuenta de un asunto irrelevante, quizá solo formal, insignificante..., y aquí muchos se ponen a funcionar con las mejores pilas, con voces encendidas y caminos despejados por políticos de un lado y de otro.

Entonces sí que pasa algo, ¡curioso!, cuando lo que hay es la inconsistencia, la ligereza, el reproche de la nada: un esquema insustancial que redunda en la majadería más insulsa, etérea y oscura, un fenómeno que forma parte de la aberrante partida de ping-pong de esos mismos políticos, a los que parece que nada sustancial de lo que pasa, sobre todo los platos vacíos, les importa un maldito carajo.

Como esto siga así, no quedará más remedio que pensar menos en ese juego de ping-pong y sus tenistas para de una vez advertir, sin marcha atrás posible, que lo único que queda es la nada. ¿O quizá espabilar? Quizá una forma de estar en guerra.

@gromandelgadog