Una reflexión sobre la perversión de los sistemas educativos; el repaso por aquellos capítulos escondidos de la memoria y, si se quiere, hasta una lectura crítica de la propia vida. Cuando esta noche se levante el telón, el centenario teatro Leal de La Laguna va a convertirse en un aula de 5º curso de Primaria, donde la "Profesora Rosalba Scholasticus" -que así se llama la obra- impartirá una clase magistral en la que se mezclan ficción y realidad.

Esta pieza, que pone en escena la compañía Zalatta Teatro, lleva la dirección de Telesforo Rodríguez, dramaturgia a cargo de Rodrigo Rodríguez y con Laura Escuela en la interpretación, joven actriz y narradora de cuentos que no dudará en pasar lista desde la primera escena para, de esta manera, convertir al público en un elemento participativo: un conjunto de aplicados alumnos.

La tal Rosalba Scholasticus es una de esas maestras de escuela de Primaria a la vieja usanza, quien a punto de llegar a la edad de su jubilación y gracias al recurso de la escena retrospectiva -ese ida y vuelta que algunos se empeñan en seguir llamando "flash back"-, abre la enciclopedia de su vida, una serie de años que han transcurrido entre las paredes frías de una habitación y el salón de clases.

Esta maestra no duda en aplicar la metodología de la escuela escolástica, una disciplina propia de la Edad Media en la que destacan prácticas como el abuso del poder como argumento de autoridad; el premio y el castigo como parte de ese maniqueísmo que establece la división entre buenos y malos: el uso de la regla no como material escolar, sino como herramienta para provocar daño; las máximas de copiar y memorizar como valores del conocimiento...

Lo cierto es que tan firme personalidad cartesiana, rígida y estricta, se va a ir quebrando desde la primera clase, cuando explica a sus alumnos el calendario y las reglas de comportamiento, un proceso en el que la profesora Rosalba también desnudará su alma, sus pasiones, sentimientos, secretos, amores, pecados, deseos y tristezas.

El director de la pieza, Telesforo Rodríguez, admite que la obra invita a plantearse una reflexión sobre los sistemas educativos. "Ahí queda la actitud de una profesora con enormes ganas de sentirse útil a la sociedad y a quien la dinámica de las propias normas ha ido erosionando hasta convertir en una imagen deformada de sí misma".

Y Rosalba Scholasticus aspira al final de su vida a ser querida. Hasta entonces se ha ocultado bajo la rigidez, parapetada en una forma de ser que le servía como muro impenetrable. Pero la maestra se va desnudando poco a poco y el público descubrirá entonces que tras esa fachada pétrea se esconde una mujer lastrada por un desencuentro amoroso, que acaso llegó hasta convertirse en madre e incluso manifestó un carácter divertido, que se fue endureciendo. Quizá esta situación represente el resultado de los continuos cambios educativos y sociales, del vacío que ha provocado en el ejercicio del magisterio, del lastre de la burocracia y el papeleo...

"Nadie se va a marchar indiferente del teatro, al menos sin haber sentido algo en su interior", sostiene Laura Escuela, que insiste en que "la vida no se traduce a partir de blancos y negros, también existen matices de grises" y llama la atención sobre el hecho de que "detrás de un carácter agrio, siempre asoma un por qué".

Suena la campana y finaliza la clase.

Función: viernes, 11 de marzo.

Lugar: teatro leal.

Hora: 21:00.