Cuando uno empieza a recordar datos se da cuenta de lo mayor que se está haciendo. Puedo decir que empecé a ir al Kiosko Numancia cuando estaba en el kínder y tenía cinco años. Es decir, hace cincuenta años. Recuerdo que todas las tardes iba con mi padre al Kiosko Numancia una hora más o menos. Mi padre dialogaba con sus amigos de temas de judicatura, literatura o fútbol. Yo, que no levantaba un palmo del suelo, me acomodaba junto a la máquina de pinball. Me traían una silla y comenzaba a darle a los flippers.

Reconozco que esa plena dedicación me sirvió ya siendo "teenager" para lograr múltiples partidas de regalo en el "vicio" de La Rambla y en el de D. José, en la calle La Rosa, mientras disfrutaba, además, un fin de semana sí y otro también, jugando al billar y al futbolín.

El mítico Kiosko Numancia acaba de cerrar sus puertas provisionalmente tras finalizar la concesión del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife de sesenta años. Está situado en el centro de la ciudad, a dos metros de la zona norte del parque García Sanabria en la confluencia de la Rambla de Santa Cruz y calles 25 de Julio y Fragata Numancia. Hay que recordar que el nombre de la calle Numancia proviene de la fragata "Numancia", que fue una fragata blindada de la Armada Española y que, tal y como explicó detalladamente el arquitecto Carlos Pallés Darias en el XLVIII itinerario cultural "Barrio de los hoteles", supuso el primer intento de devolver a España al círculo de las potencias navales a nivel mundial, a mediados del siglo XIX tras la debacle de Gibraltar (precisamente se trata de un círculo muy marino, ya que en las perpendiculares de la calle Numancia, están la calle dedicada al insigne Casto Méndez Núñez, al general Antequera en honor del lagunero Juan Bautista Antequera y Bobadilla, que fue tres veces ministro de Marina, y la calle Callao de Lima, combate naval en el transcurso de la guerra hispano-sudamericana).

El Kiosko Numancia ha sido en los últimos sesenta años un lugar emblemático de encuentro de los chicharreros. Desde los amigos y las familias hasta asociaciones de coches o de motos.

Y qué decir del Carnaval. Siempre era el último lugar al que acudíamos los carnavaleros. En los años ochenta y noventa, tras una larga noche, en la que era imprescindible acudir al callejón del Corynto entre las calles San José y del Castillo -escuchando "El tractor amarillo"-, la amanecida era siempre en el Kiosko Numancia, donde a esas tempranas horas de la madrugada el tráfico era "dirigido" por policías carnavaleros.

En esos años, en la época universitaria, el Kiosko Numancia también era el lugar donde tomábamos el último barraquito antes de las largas noches de estudio, en casa de mi buen amigo Ricardo Arroyo Hodgson.

Santa Cruz de Tenerife ha ido perdiendo poco a poco lugares emblemáticos, desde el propio acceso al puerto de Santa Cruz de Tenerife hasta la plaza de España, con su más que discutida reforma; la desaparición de la emblemática fuente de la plaza de la Paz (donde celebrábamos los ascensos del Club Deportivo Tenerife), o el bar conocido como "Los paragüitas" en la Alameda del Duque de Santa Elena, o el kiosko de la Plaza Militar.

El mítico Kiosko Numancia, inicio y fin de las largas jornadas carnavaleras, con camareros que considerábamos casi de la familia -no en vano llevan trabajados en algún caso más de cuarenta años, donde se podía disfrutar desde los mejores berberechos de la isla hasta, en los últimos años, ver amigablemente partidos de la Champions o del Tenerife o del Mundial de fútbol.

Esperemos que el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife publique en pocas fechas el pliego de condiciones del nuevo contrato y que el Kiosko Numancia vuelva a ser hervidero de reuniones y tradiciones en la capital chicharrera. Podríamos volver a saludar todos los días a una de las personas más queridas de la ciudad: Juancho Reygosa.

Kiosko Numancia: mítico, querido, y esperemos que no demasiado tiempo añorado.

*Presidente de TuSantaCruz