El comandante Servaz pierde peso entre las páginas de "No apagues la luz". No es que Bernard Minier (1960) lo haya sometido a un régimen especial, más bien ha querido darle más protagonismo a Christine Steinmeyer para edificar una trama cuyo nudo principal gira en torno a la violencia de género. "Es una novela distinta a las dos anteriores", precisa el escritor nacido en Béziers en relación a los movimientos liderados por el comandante de la policía de Toulouse en "Bajo el hielo" y "El círculo".

Toda la acción se desencadena una tarde de navidad en la que Christine recibe la carta de una mujer en la que le cuenta su intención de quitarse la vida. "Inicialmente no hay ninguna conexión con unos hechos que evolucionan desde un tamaño diminuto hasta hacerse cada vez más grandes", avanza un narrador que vivió su infancia en una localidad de los Pirineos franceses llamada Montréjeau. "En esta historia le doy mucho más relieve a la mujer", puntualiza en torno al proceso creativo que la editorial Black Salamandra convirtió en realidad.

"En mis proyectos anteriores ya había algún personaje femenino de cierta importancia, pero Steinmeyer es un ser más dominante... Al principio sometí mis escritos al juicio de un círculo de confianza formado por mujeres para tener claro que había captado esa sensibilidad", explica un novelista que llegó a interesarse por esta temática por los testimonios reales de casos de violencia doméstica que conoció. "Me preocupó la situación de acoso, dominio y manipulación a la que estaban sometidas esas mujeres", recuerda sin perder de vista el gran envoltorio psicológico que se percibe en "No apagues la luz".

"Eso es algo que está presente a través de la vulnerabilidad que sufren las víctimas a través de las amenazas físicas y psicológicas... Está claro que esa es una regla que marca la evolución de esta novela, aunque espero que el lector haya captado algo de psicología en las dos anteriores (ríe)", precisa un francés que un día decidió cambiar su rutina laboral en el Departamento de Aduanas por la creación literaria. "Aquello no tenía nada que vez con lo que estoy haciendo ahora, pero de alguna manera soy la prueba de que se puede cambiar de vida después de cumplir los 50".

Minier esculpe sus textos en pos de lograr un equilibrio entre las normas elementales del thriller y las típicas texturas de los textos más negros. "Me gusta que las personas que leen mis libros sientan que en algún momento les cuesta respirar", aclara sin querer decir abiertamente que en su interior fluye cierta atracción por el suspense hitchcockriano y la inevitable crítica social que no puede faltar en un texto oscuro.

Bernard Minier cree que "tal vez para un lector español sea un autor tan exótico como un escandinavo, pero yo no escribo pensando en la nacionalidad de las personas que me van a leer... Es probable que me pongan en el mismo plano que Stieg Larson o Mankell porque vengo del otro lado de los Pirineos, pero yo trato de no condicionar mi literatura con ese tipo de presiones añadidas", concluye.