Mírame con desprecio, verás un idiota. Mírame con admiración, verás a tu señor. Mírame con atención, te verás a ti mismo

(Ted Bundy)

No están tan lejos como pensamos. De hecho, les podemos encontrar por cualquier lugar. Política, enseñanza, salud, deporte... La psicopatía, que ocasionalmente sale a la luz debido a algún acto execrable cometido por alguien que la padece y así es identificado, convive con nosotros.

No es necesariamente algo que se deba tratar en sus síntomas más comunes, pero no viene mal conocerlos para poder estar alerta sobre ellos.

Solo un uno por ciento de la población general exhibe rasgos psicopáticos. Porcentaje que sube al tres por ciento de los líderes empresariales según un estudio publicado en la revista Ciencias Conductuales y Leyes.

Tenemos que entender que la psicopatía no es realmente un diagnóstico psicológico. Tanto los psicópatas como los sociópatas se encuadran en categoría de los trastornos antisociales de la personalidad, que pueden depender de una diversidad de factores genéticos y ambientales.

Los psicópatas no son fáciles de identificar, y al principio nos podemos confundir con facilidad. Pero con el tiempo, su naturaleza se revela para los profesionales de la salud mental.

Estas son cinco cosas que los psicópatas hacen:

Son extremadamente encantadores y con una gran facilidad de palabra. La sencillez con que te pueden llevar a su terreno, sin que te percates de ello, es pasmosa. Saben expresarse bien y tienen una especial capacidad para el halago. Su conversación te deja con una agradable sensación.

No tienen remordimientos. Es quizás una de las primeras señales de que alguien puede ser un psicópata. No son capaces de sentir culpa genuina. No aceptan la responsabilidad de herir a otras personas, psicológica o físicamente. Culpan a los demás y rechazan su responsabilidad. Un psicópata puede decir que alguien "merece" ser tratado mal. Escucharles frases como ¡eres demasiado sensible! o ¡no tienes agallas para soportar la verdad! es algo común.

Son arrogantes. Tienen un sentido sobredesarrollado de su propia importancia. Como los narcisistas. Asimismo, tienden a tener grandiosas ideas acerca de su propio potencial o valía.

Arriesgan mucho. No toman muy en cuenta la seguridad, especialmente la de otras personas. A menudo roban, mienten o hacen trampas para conseguir lo que desean. Esta conducta puede ser especialmente tóxica. Como delincuentes, son inteligentes y metódicos, y es muy difícil seguirles la pista cuando cometen delitos.

Son maestros manipuladores. No experimentan emociones hacia los demás. Pero pueden copiar las de otras personas y hacerlas parecer propias. Frecuentemente esto hace que sus personas más cercanas los valoren como buena gente e, incluso, cariñosos y detallistas. Pero es todo una gran actuación.

Son realmente buenos manipulando las emociones de los demás. Consiguen embaucarles para hacer lo que quieren haciéndoles sentir que lo hacen por propia voluntad. No dudan en ponerse como víctimas para ganar el favor y conseguir lo que desean.

Las películas y series de televisión nos hacen ver a los psicópatas como asesinos en serie o desalmados presidentes ficticios, pero la realidad es más común. Los tenemos más cerca de lo que pensamos y conocer un poco cómo funciona su cerebro puede evitar que caigamos en sus redes.

@LeocadioMartin