En las últimas semanas hemos visto cómo algunas instituciones públicas de la Isla han puesto en marcha distintas iniciativas para abordar la atención a las personas sin hogar que viven en nuestras calles, muchas de las cuales terminan sus días en ellas sin más. Y este hecho, el que la calle se convierta en el hogar de muchos ciudadanos sin recibir atención, es un fracaso colectivo y de todos como sociedad.

Las sociedades modernas deben aprender a convivir y a afrontar de forma seria y responsable el problema de las personas sin hogar. No hablamos sólo de un problema de vivienda, tan grave y urgente, ni de desempleo o falta de ingresos.

Hablamos de un problema más complejo. En él también existen problemas de autoestima, identidad, socialización o de enfermedad mental. En muchos casos podemos hablar de un proceso de deterioro personal, físico y psicológico de las personas, pero en otros se trata de ciudadanos que simplemente eligen vivir en la calle de forma más o menos consciente o que cuando se ven en esa situación no quieren salir de ella, aunque nos parezca incomprensible.

Las respuestas ante esta complejidad tienen que ser igualmente complejas. No podemos sencillamente resignarnos y aceptar estos hechos como normales, pero tampoco ofrecer respuestas que son insuficientes. No se trata sólo de una cuestión de recursos, sino también de otro tipo de estrategias que partan de esa complejidad social.

En algunos municipios de nuestra Isla se han puesto en marcha iniciativas desde colectivos sociales y administraciones para quienes se resisten emprender un proceso regulado de reinserción. Una de estas iniciativas es la conocida como "Housing First" (''la casa primero''), en la que ya están trabajando desde principios de este año ayuntamientos como el de Arona, con el apoyo del Cabildo a través del Consejo Insular de la Vivienda.

Con este proyecto se facilita una vivienda a algunas de las personas sin hogar con el objetivo de que, desde su propia independencia y capacidad de autorganizarse, vayan aumentando y reforzando su autoestima al ritmo del que ellos sean capaces.

En este caso, se trata de una iniciativa de la que se beneficiarán quince personas sin techo en la comarca sur de Tenerife, que podrán acceder a una vivienda de alquiler y servicios terapéuticos a personas sin hogar.

Nosotros, desde el Área de Vivienda, colaboraremos a través de la comisión de Personas sin Hogar que se ha formado dentro del Consejo Insular de la Vivienda, y estaremos presente en los cuatro proyectos que se van a poner en marcha: un equipo de intervención en la calle, un centro de servicios generales y un recurso de alojamiento temporal de media-alta exigencia.

En esta línea, fuimos partícipes durante la legislatura anterior, desde el Área de Bienestar Social del Cabildo, de una experiencia muy positiva con Cáritas Diocesana de Tenerife, que realizaron un trabajo extraordinario a través del proyecto del piso tutelado Ciprés, por el que se pudieron acoger a veinticinco personas.

De ellas, un total de veintitrés participaron en procesos de orientación laboral, es decir, recibieron cursos de formación laboral que permitieron su inserción en el mercado y un puesto de trabajo acorde con sus conocimientos. Y lo que es más importante, estas personas pudieron poner en valor su propia vida.

Este es el modelo, el ejemplo y el camino que hay que seguir. La vida para estas personas no sólo es ir a comer a un albergue, es necesario un acompañamiento de atención social y de inserción laboral que logre que sus vidas cambien y se dignifiquen como personas.

Existen personas mayores de 60 años que no deben estar en un albergue, sino contar con una plaza en una residencia acorde con sus necesidades, ya sea de alto o medio requerimiento, y una de las instituciones que apuesta por este modelo es el Gobierno de Canarias, que va a crear este año casi ochocientas plazas sociosanitarias más.

Desde el Área de Vivienda del Cabildo también trabajamos en este modelo. El nuevo Plan de Rehabilitación de Vivienda, con el que vamos a participar en la estrategia insular de personas sin hogar del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, permitirá que los ayuntamientos puedan elegir las viviendas objeto de mejora, para que estas personas puedan tener una vivienda digna.

Además, el Consejo Insular de Vivienda cuenta con una comisión de Personas sin Hogar donde participa el Instituto Canario de la Vivienda, institución con la que vamos a trabajar para sacar al mercado las viviendas vacías propiedad de las entidades bancarias que puedan ser utilizadas por personas sin hogar.

Un trabajo para el que también contamos dentro del Consejo Insular de la Vivienda con la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) en Tenerife, con Inma Dévora al frente, de los que hay que poner en valor el extraordinario trabajo que están realizando en los casos de desahucio en toda la Isla.

Tenemos que ser sensibles con estas situaciones, de rostros e historias concretas, ser cercanos. Y sobre todo trabajar desde las administraciones en lo que es más importante: la prevención de estas situaciones con políticas sociales, de vivienda, atención psicosocial a las familias y todos aquellos aspectos que ayuden a vivir con dignidad a todas las personas.

*Vicepresidente primero del Cabildo de Tenerife y presidente del Grupo Socialista en la institución insular