Un arma decisiva en el combate es el uso de la sicología. Por eso Corea del Sur tiene baterías de altavoces apuntando a sus enemigos del Norte, para dar la tabarra a través del paralelo 38 con mensajes contrarrevolucionarios. En las grandes guerras la propaganda de algunos de los bandos se difundía a través de emisiones de radio que servían para desgastar al enemigo. Y aunque no figure así expresamente en los textos bíblicos, es posible que las murallas de Jericó se derrumbaran porque a alguien se le ocurrió colocar delante al entonces joven José Segura, armado de un altavoz, explicando su gestión como diputado socialista. Con el profesor Segura no hay muralla que aguante dos asaltos.

Armado de ese conocimiento y conocedor del gran número de ansiolíticos que por lo visto consume el Gobierno canario, Antonio Morales, mencey de Tamarán, decidió intervenir en el debate del estado de la nacionalidad. Pero no es diputado. Vaya por dios. Así que tuvo que asaltar Troya desde fuera, con el caballo de los ayuntamientos de su isla, para los que pidió ayer seiscientos millones de inversión y dos cajas de trankimazines para Clavijo. Lo que pasa es que Clavijo, como Obelix, se cayó de pequeño en una marmita de válium y no se despeina por nada.

El brote de insularismo grancanario se está convirtiendo en la verdadera oposición a este Gobierno. Es mediáticamente incómoda, pero políticamente poco inquietante. El discurso del presidente del Gobierno no se ha movido un ápice del buen rollo que le está llevando a desentenderse civilizadamente con casi todo el mundo, a excepción de Morales. A los efectos de Canarias, le viene bastante bien a los nacionalistas estar apoyados en seis islas frente a una. Y en cuanto a los intereses en Gran Canaria, donde la base electoral de CC cabe en un taxi y sobra sitio para la mitad de Los Gofiones, el creciente enfrentamiento entre los caracoles que han sacado los cuernitos al sol -o sea, los empresarios- y Antonio Morales abre interesantes posibilidades de interlocución directa entre los nacionalistas y parte de las patronales descontentas por el caminar de la perrita del líder de Nueva Canarias.

En primera sesión del debate de ayer el presidente Clavijo aprovechó el discurso para mandar algunos avisos a navegantes. En la ley del suelo, en el plan de inversiones del Plan de Desarrollo y en la reforma del sistema electoral canario. En estos tres frentes vino a decir lo mismo. Que el Gobierno gobierna. O lo que es lo mismo, que las alianzas del ejecutivo son con la mayoría de los ayuntamientos y los cabildos. Se acabó, dijo, el "cuánto me toca". Al mencey de Tamarán le tenían que estar sonando las orejas. El Gobierno canario levanta la bandera de la solidaridad con las islas menos favorecidas. Y defiende un acuerdo unánime en defensa de una financiación justa del Estado para Canarias. Nadar en contra de esas dos corrientes va a ser difícil. ¡Más ansiolíticos que esto es la guerra!