La familia Ramos esperaba anoche a sus hijas, Natalia y Noelia, que finalmente pudieron llegar a tiempo, a última hora de la tarde, de subirse al avión que las trasladó desde Madrid-Barajas hasta Tenerife. Nada anormal, menos en el caso de las hermanas que se han prodigado en desplazamientos internacionales con la selección española, si no fuera porque este regreso empezó el lunes casi de madrugada, en un aeropuerto de Dublín, en Irlanda del Norte.

La expedición de la selección sub''17, feliz por su clasificación del domingo para la Eurocopa de Bielorrusia, tuvo que trasladarse por carretera desde Castledawson (República de Irlanda) hasta Dublín (222 kilómetros), en la otra Irlanda tras recibir el aviso de que un problema en el espacio aéreo británico impedía la salida del vuelo que tenían programado desde muy temprano el lunes y que debía hacer posible la llegada del grupo a Madrid a las 17:30 del mismo día.

Una vez en Dublín, la conexión establecida para regresar ayer fue a través de una conexión con Frankfurt y desde allí a Barajas, pero tampoco pudieron coger esos dos vuelos por un problema con los billetes y el grupo tuvo que buscar un hotel en la capital norirlandesa. Ya sin posibilidad de facturar, gestión que tuvo que hacer la Federación Española para traer los equipajes directamente, la expedición tomó un vuelo hasta Luxemburgo (casi 1.200 kilómetros), desde donde sí había conexiones con España. En la capital luxemburguesa la expedición se dividió, algunas volaron hasta Barcelona y, entre otras Noelia y Natalia, pudieron viajar hasta Madrid (1.700 kilómetros más), con el tiempo muy justo para llegar al vuelo que las trajo a Tenerife (otros 2.000 kilómetros) y evitar así hacer noche en la capital.

Con la satisfacción del éxito deportivo logrado el domingo y la experiencia de esta odisea aeroportuaria, las gemelas se incorporan a entrenar esta tarde para preparar el importante partido del domingo en Barcelona... Para ellas dos será un paseo.