Al rey Mohamed VI de Marruecos no le ha sentado nada bien la visita que realizó el pasado día 5 el secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, a los campamentos de refugiados saharauis, en Tinduf (Argelia), que están bajo control del Frente Polisario, ya que, según el gobierno marroquí, "se aparta de la neutralidad, la objetividad y la imparcialidad que el señor Ban ostenta".

Ante estas críticas, la ONU ha salido en defensa de la neutralidad de su secretario general en el conflicto del Sáhara Occidental, ya que este ha estado haciendo todo lo posible para resolver la situación en ese territorio, justificando y defendiendo también que la intención de su viaje al Sáhara era "llamar la atención una vez más sobre la necesidad de lograr una solución al conflicto. Es decir, en los contactos mantenidos con todas las partes quería asegurarse de que este asunto sigue firme en la agenda internacional.

A Rabat tampoco le ha gustado nada que Ban Ki-moon calificara al Sáhara Occidental como un territorio ocupado, como en realidad está considerado en su actual estatus en Naciones Unidas, a pesar de que Marruecos se niega a reconocer tal consideración.

En vista de ello, y en señal de protesta, el Gobierno marroquí, ha reaccionado con inusual dureza contra el secretario general, señor Ban, decretando la expulsión de 88 miembros de la Minurso (Misión de las Naciones Unidas para el Referéndum del Sáhara Occidental), cuyo objetivo es, desde su constitución en el año 1991, el mantenimiento de la paz en la zona. Ante esta decisión, la ONU ha requerido al Gobierno de Rabat que cumpla "inmediatamente" con las obligaciones internacionales que permiten el desplazamiento de los efectivos de la Minurso, ya que la expulsión de estos miembros "es contraria a las obligaciones legales asumidas por Marruecos con la Minurso".

Desde el alto el fuego acordado entre Marruecos y el F. Polisario en 1991, y por la Resolución 690 del Consejo de Seguridad, de 29 de abril de 1991, Naciones Unidas auspicia un referéndum que cada año que pasa parece más lejos de realizarse, dada la oposición frontal de Marruecos a que una de las opciones de la consulta sea la independencia, que es, precisamente, lo que propugna el F. Polisario, pues la decisión del Gobierno marroquí es tajante e intransigente: "Marruecos se quedará en su Sáhara y el Sáhara permanecerá en su Marruecos hasta el fin de los tiempos, ya que ha de ser siempre sobre la base de que su soberanía sobre el conjunto de su territorio es inmutable, inalienable y no negociable", concretando también que "la iniciativa de la autonomía es el máximo que Marruecos podría ofrecer para encontrar una solución definitiva a este conflicto regional". Por su parte, el F. Polisario cree que Marruecos podría ceder en su intransigente posición, ya que el territorio del Sáhara Occidental que ocupa no le pertenece.

Según dictamen de la Corte Internacional de Justicia, del 16 de octubre de 1975, tanto Marruecos como Mauritania carecen de vínculos jurídicos de soberanía territorial con respecto al Sáhara Occidental, aunque reconoce que algunas tribus prestaban lealtad al sultán de Marruecos. Argumento que sirvió de pretexto a Rabat para organizar la Marcha Verde, cuyo resultado fue la invasión de la zona norte del territorio saharaui lindante con Marruecos y la firma del Acuerdo Tripartito de Madrid, el 14 de noviembre de 1975, por el que España llevó a cabo el fin de su permanencia en el Sáhara a costa de entregarlo a Marruecos y a Mauritania.

Dada la extensión de este tema, en el próximo artículo abordaré las consecuencia para España y su responsabilidad tras el abandono del Sáhara y su entrega a Marruecos.