El pasado día 30 de marzo podíamos ver en información televisiva cómo un concejal de Podemos, Sr. Bódalo, era conducido por la policía para hacer efectiva la sentencia de prisión dictada contra dicho señor. Veíamos cómo gimoteaba en aquella situación y cómo decía que la Justicia se había equivocado al emitir tal sentencia.

El día 28 de marzo podíamos leer en el perfil de don Pablo Iglesias, en las redes sociales: "No estamos dispuestos a perder las libertades. Por eso, el derecho a la protesta no debe suponer cárcel". O sea, según don Pablo Iglesias, darle una paliza a una persona, en este caso a un concejal del PSOE, no pasa de ser el derecho a la protesta. Pensé: ¿cómo se le ocurre a una persona formada en la Universidad tal aberración?

He consultado el diccionario de nuestra Real Academia y encuentro que "protesta", en la acepción 1, es ''acción y efecto de protestar''. Y "protestar", en la acepción 4, es: ''Expresar alguien impetuosamente su queja o disconformidad''. Esto es, con "ímpetu", que en la acepción 3 de este vocablo dice: ''Brío, vehemencia, ardor con que se actúa''. O sea, que según la concatenación de definiciones de nuestra Real Academia se puede protestar expresando alguien impetuosamente su queja o disconformidad. O lo que es igual, a piñazo limpio; que es lo que hizo el Sr. Bódalo, acompañado de unos secuaces, y que don Pablo Iglesias, máximo dirigente o caudillo de Podemos, ve con buenos ojos. Ha de ser por eso que, además de lo que escribió respecto a la "protesta", pida al Gobierno en funciones el indulto de aquel fornido y gimoteante personaje.

Algo distorsiona los conceptos de la sapiencia académica y la realidad macarrónica con que se aplican algunos personajillos de nuestra sociedad. Y que los estamos viendo encumbrados en escaños de este o aquel Parlamento y/o de este o aquel Ayuntamiento. Incumpliéndose aquella promesa de regeneración de la cosa pública que nos ofrecieron en campañas electorales.

Alguien que esté imputado (ahora ya no se es imputado, sino investigado; otro juego político con las palabras), decían desde Podemos. Y Podemos, don Pablo Iglesias, respaldó la candidatura al Congreso del Sr. Bódalo estando ya no imputado, sino condenado por la Audiencia de Jaén. ¿Qué regeneración? ¿Qué compromisos de limpiar la vida política? Un partido emergente que empieza a manifestar tales contradicciones no merece el apoyo de un pueblo al que ilusionó y al que toma por imbécil. Como los de la casta. Igual. Para tal viaje no hacían falta alforjas.