¿Debería el Gobierno tener un botón con el que matar aleatoriamente a una persona a cambio de ingresar diez millones de euros en las arcas públicas? ¿Prohibiría tener hijos biológicos en un futuro superpoblado y con escasez de recursos? ¿Debe permanecer España dentro de la UE y la zona euro? Las respuestas a estas cuestiones puede argumentarlas, a favor y en contra, la misma persona. No es una quimera: en los tres casos se trata de preguntas formuladas en campeonatos de oratoria a nivel mundial, unos concursos en los que los participantes no saben qué postura defenderán hasta que empieza el juego. En España, menos de la mitad de las universidades públicas cuentan con un club de este tipo, algo más frecuente al otro lado del Atlántico. Ahora, dos estudiantes de la Universidad de La Laguna han decidido que ha llegado el momento de que la suya se sume al selecto club. La iniciativa ha sido todo un éxito: 16 equipos participarán en el primer torneo, que se celebrará los días 15 y 16 de este mes y abordará la acogida de los refugiados que huyen de Siria y otros países en guerra.

Ponernos en la piel del que piensa diferente es un ejercicio que mejora la capacidad discursiva, pero también la empatía. "Tiene una vocación lúdica, pero también queremos aportar nuestro granito de arena y crear conciencia social, contribuir a que la gente se preocupe por los temas importantes que ahora mismo están encima de la mesa", explica Javier Herrero, uno de los promotores de la iniciativa. "Ahora, con la globalización, aunque Siria nos parezca que está allá lejos, lo que se decide en Bruselas nos afecta y tenemos algo que decir al respecto". Esta certeza es la que ha hecho que el tema inaugural de este club lleve por título "Los refugiados: una mirada transversal". Además de opinar, los chicos creen que pueden intentar aportar ideas para solucionar parte del problema. "¿Quién dice que de nuestro debate no puede salir una alternativa que sea de utilidad para los dirigentes europeos?", plantea Manuel González.

Los dos jóvenes se conocieron en clase. Ambos estudian Derecho y compartían esa afición por la comunicación. El primer año la propuesta no fraguó: "Fuimos primero a algunos alumnos y no a la institución. Esta vez lo hemos hecho al revés". El Decanato de su facultad ya les ha cedido un aula, donde llevan todo el curso haciendo debates y dando formación de oratoria. "Todo el mundo puede hablar en público, solo hay que practicar", dice con convencimiento Javier. Esa habilidad, cada día más demandada en el mundo laboral, ha hecho que muchos compañeros hayan visto una oportunidad en la iniciativa.

Además de esos pequeños debates que realizan muchos viernes, estos chicos tienen más experiencia: organizaron uno más amplio sobre el encaje del sistema territorial en la Constitución en su propia facultad.

Este interés por debatir y exponer lo que el alumnado piensa ha sido "un regalo" para el equipo directivo de la ULL, que se ha marcado como un objetivo prioritario que el centro vuelva a ser el centro de los grandes debates sociales. "Lo decía el otro día el rector, Antonio Martinón, en la celebración del Día Institucional. En nuestro Paraninfo se ha gritado libertad mientras fuera no se podía. El tema de los refugiados, la paz, la inmigración... La Universidad tiene que ser un foro de referencia. Para nosotros es una suerte que el alumnado conecte con esta necesidad", explica el vicerrector de Relaciones con la Sociedad, Francisco García.

Esta acogida no ha sido solo verbal. Desde que García tuvo conocimiento de la iniciativa propuso a los alumnos que formaran un aula cultural. "Las aulas culturales no tienen por qué estar dirigidas por profesores, sino que pueden hacerlo los propios alumnos. De hecho, una de las aulas culturales con más arraigo, el aula de cine, surgió de la iniciativa del alumnado", recuerda García.

"Hay una visión en la sociedad de que a los jóvenes no nos interesa la política. A veces nosotros mismos somos los culpables, por no alzar la voz, por no luchar, por no dejar claro que realmente nos preocupa nuestra sociedad. Esta actividad es otra forma de demostrar que también nos preocupamos por los problemas que les importan a mis padres, a mis abuelos o a mis tíos", subraya Javier.

Además de favorecer la implicación del alumnado en los "grandes temas sociales", tanto el vicerrector como los alumnos ven otros beneficios en la puesta en marcha de esta iniciativa. "Buena parte de que no haya innovación en el tejido empresarial de Canarias es que no hay cultura comercial. Está muy mal visto. Pues ellos vinieron a vender esto a la Universidad y lo hicieron muy bien. En realidad nos estamos vendiendo continuamente, a nuestra pareja, a nuestros padres, a nuestros profesores... Comunicarnos bien es una habilidad".

Gracias al pequeño presupuesto del aula cultural, los alumnos han decidido invitar al campeón o al subcampeón español de debate a nivel mundial, además de a los miembros de uno de los equipos referentes en el mundillo del debate. La idea es que todos participen como jurado y asesoren a estos alumnos en la aventura que están emprendiendo.

Se han llegado a plantear, incluso, organizar un debate entre políticos, en el que cada participante tenga que argumentar o contraargumentar posturas que no recogen los programas de sus formaciones, pero no se han atrevido ante la sospecha de que no todos se arriesgarían. Pero quién sabe: si el cambio se fragua desde la Universidad, puede que las próximas generaciones de políticos sí quieran. Y eso será un gran cambio.

Francisco García

vicerrector de relación con la sociedad

Manuel González

alumno de derecho de la ULL

Javier Herrero

Alumno de derecho de la ULL