El vacío político que "sufre" este país, después de las elecciones del pasado 20 de diciembre, genera preocupación y ha hecho encender las luces de alarma, tanto dentro como fuera del mismo. El último toque de atención procede del Banco de España, que el viernes advertía del peligro de que la incertidumbre mine el consumo y la inversión. Fruto de esta situación, aunque no solo por ello, el regulador financiero prevé una caída del ritmo de crecimiento de la economía española en el presente año, lo que va a obligar al nuevo Gobierno a revisar los parámetros establecidos al elaborar los Presupuestos Generales del Estado de 2016. Además de este importante recorte, el vacío político a nivel nacional también está afectando a las Islas en otros aspectos que urge modificar, como tener que soportar un sistema de financiación autonómica injusto. El tiempo corre a razón de millones de euros. Pese a ello, Canarias ha sido una de las pocas -solo tres- comunidades que en 2015 cumplió con el objetivo del déficit y se ajustó a lo pactado con el Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas. Esta labor, que debe ser recompensada -con la condonación, por ejemplo, de la devolución del Fondo de Facilidad, como propone la consejera canaria de Hacienda-, también demuestra la capacidad del Archipiélago para hacer frente a las dificultades y lograr retos que, en un principio, pueden parecer complejos. En este sentido, conviene reproducir las palabras pronunciadas por el presidente del Ejecutivo canario, Fernando Clavijo, con motivo del debate sobre el estado de la nacionalidad: "Estamos en un momento clave para afrontar un nuevo futuro. Solo necesitamos creer que somos capaces; que por primera vez en nuestra historia no dependemos de nadie más que de nosotros mismos para lograr lo que nos propongamos".

El sistema universitario público canario necesita un repaso, como demuestra el informe del Instituto de Investigaciones Económicas y el BBVA, sobre docencia e investigación, hecho público esta semana, que lo sitúa a la cola en rendimiento; o las palabras de los rectores de la ULL y la ULPGC, Antonio Martinón y José Regidor, respectivamente. Para el primero, el problema está en que hay pocos docentes que deciden enfrascarse en la aventura de investigar, debido, según él, a la edad del profesorado, una de las más altas de todo el país. El segundo advierte de que la baja puntuación obtenida "es reflejo" de una sociedad que no apuesta por la investigación y el desarrollo (I+D). No hay duda de que la falta de recursos es un hándicap para estos dos centros docentes. Por ello es preciso recordar que invertir en educación, y más en concreto en las enseñanzas superiores, es pensar en el futuro de esta tierra. Quizás también hay que revisar las prioridades.

Ligado a lo anterior está la demanda de dieciséis millones de euros, por parte del rector de la Universidad de La Laguna, para garantizar la seguridad, salubridad y accesibilidad a las instalaciones del centro académico. Una solicitud que pone de manifiesto "la grave situación" en la que se encuentra la ULL. Lo dicho, mirar al futuro.