Los 223 vecinos del antiguo fuerte de Mahakan, cuyos cañones defendían Bangkok hace dos siglos, resisten con tesón una orden de desahucio de las autoridades locales que quieren convertir ese histórico lugar en un parque turístico.

Tras años de conflicto y varias órdenes de desalojo, la Administración Metropolitana de Bangkok, dueña del terreno, ha fijado para el próximo día 30 un ultimátum para que los residentes de Mahakan abandonen sus centenarias viviendas de madera.

En la fortaleza, construida en 1783, viven los descendientes de los esclavos de los cortesanos que se instalaron en ella a mediados del siglo XIX, que no quieren abandonar sus casas y defienden su labor para proteger un entorno de importancia histórica y cultural.

El abuelo de Thawatchai Voramahakun, el líder de la comunidad, era artesano de instrumentos de percusión tradicionales, de los que algunos se encuentran expuestos en una pequeña garita en la plazoleta de la comunidad.

"Todavía recuerdo a mi abuelo rezando frente a un altar todos los jueves, aún puedo escuchar el sonido de sus rezos. Y ahora quieren destruir mi casa", se lamenta Thawatchai, de 58 años, sentado en uno de los bancos de piedra en Mahakan.

"No se trata de perder o ganar algo, es algo espiritual, ¿cómo le voy a decir a mis antepasados que he perdido nuestra vivienda?", dice a el líder comunitario, del que cuelga un collar con varios amuletos budistas.

La Administración Metropolitana alega que los terrenos son de propiedad pública y que la demanda de los vecinos contra la primera orden de desahucio, emitida en 1992, fue desestimada en última instancia por el Tribunal Supremo hace 11 años, según el diario Bangkok Post.

Además, las autoridades aducen que la mayoría de los ocupantes ya recibieron una compensación y que tienen preparadas viviendas alternativas en las afueras de la capital, al tiempo que se comprometen a conservar los edificios antiguos y los árboles.

Sin embargo, los lugareños insisten en que ellos son el alma del lugar y que no quieren ser dispersados en zonas lejanas con escaso acceso a transporte público.

Thawatchai explica que los vecinos se han preocupado por mantener las casas, que sólo reparan con madera, y hasta han ofrecido a las autoridades actuar como "guías turísticos", ya que ellos son los que conocen mejor la historia del lugar.

"Creo que la historia de la comunidad es como un libro, pero a veces las palabras escritas no pueden expresar suficiente. Es mejor contar la historia de forma oral. Ya no quedan comunidades tan antiguas en Bangkok", argumenta.

Eventualmente, algún turista se asoma a los túneles que, a través de los gruesos muros coronados por almenas, dan entrada un laberinto de callejuelas con viviendas de dos pisos cobijadas por las sombras de grandes árboles tropicales.

La comunidad albergaba antaño una antigua compañía de "likay", un tipo de teatro local, así como vendedores ambulantes de sopa tradicional de pescado y artesanos de joyería de oro, pero la mayoría ha desaparecido.

Sobrevive no obstante la artesanía de jaulas tradicionales de madera para pájaros, que aún pueden comprarse en una pequeña tienda ubicada en el muro adyacente al torreón de la alcazaba.

"La familia de mi marido lleva haciendo negocios durante tres generaciones. Si nos echan, no sabemos a qué nos vamos a dedicar", señala Ratchanee Nilbai, mientras sostiene a su bebé de cuatro meses en la entrada de la tienda con varias jaulas colgadas.

De las 14 alcazabas construidas en Bangkok a finales del siglo XVIII y principios del XIX, sólo quedan en pie la de Mahakan y el fuerte Phra Sumen, anclado junto al río Chao Phraya.

Mahakan fue construido en 1783 durante el reinado de Rama I y la comunidad en su interior empezó a formarse bajo el reinado de Rama V (1853-1910), sobre todo con cortesanos y miembros de la nobleza junto con sus sirvientes y esclavos.

Los nobles se mudaron paulatinamente a otros lugares, mientras que los sirvientes y los esclavos, liberados con la abolición de la esclavitud en tiempos de Rama V, convirtieron Mahakan en su hogar.

La Administración Metropolitana empezó a comprar parcelas en los años 70 del siglo XX y, en las décadas siguientes, emitió varias órdenes de desalojo.

En 2006, las autoridades rechazaron la propuesta de un comité de expertos de la Universidad de Silpakorn, en Bangkok, que en un informe sugirió la creación de un "museo viviente" en Mahakan.

Aparte de esta universidad, la comunidad ha recibido el apoyo de ONG, arquitectos e historiadores locales, así como del profesor de Antropología de la prestigiosa Universidad de Harvard (EEUU) Michael Herzfeld.