El juez del Comité de Competición de la Real Federación Española de Fútbol, encargado de la Segunda División B, decidió ayer sancionar al CD Mensajero con la clausura por un partido del estadio Silvestre Carrillo y multar al club con 6.001 euros por la agresión que sufrió el portero del Leioa, Ángel, al recibir la patada de un espectador en el partido disputado en el recinto palmero el 27 de marzo.

Aunque el club cuenta con un plazo de diez días para presentar un recurso ante el Comité de Apelación, sus dirigentes han asumido que el equipo que entrena Josu Uribe tendrá que jugar un encuentro sin la presencia de público. Será este domingo (11:00) con el Talavera como rival, y los planes pasan por utilizar el municipal de El Paso. La otra opción consiste en mudarse al campo de Breña Baja.

El origen de la sanción está en el momento posterior al único gol del citado encuentro, cuando el guardameta se dispone a recoger el balón del fondo de su portería, arrolla a un niño que había bajado de la grada y, a continuación, recibe una patada en la cabeza por parte de un espectador. El árbitro Pere Barceló Roca redactó en el acta que "varios aficionados" se abalanzaron sobre el arquero del Leioa, que necesitó "asistencia médica".

Con el fin de atenuar la sanción, el Mensajero envió a la RFEF un escrito de alegaciones y unas pruebas que no convencieron al juez, tal como reconoce en la resolución publicada ayer: "Pese a que el Mensajero aporta de manera torticera unas imágenes parciales, en las que omite precisamente el comportamiento de algunos aficionados y, en concreto, la violentísima agresión sufrida por el guardameta don Ángel Díez Ibáñez, los hechos que han quedado inequívocamente acreditados constituyen una infracción del artículo 101.1 del Código Disciplinario de la RFEF", indica.

El juez acusa al Mensajero de tratar de "negar la evidencia" y de intentar "tergiversar los hechos" de manera "tan endeble como infructuosa", interponiendo una "cortina de humo sobre la base de una sesgada lectura del acta arbitral y, en fin, intentar colocar al agredido como agresor". Además, se pregunta si el "aludido menor debía estar ahí en ese momento" y se muestra contundente en su referencia a los aficionados. "Algunos energúmenos se dirigen desde lo alto de la grada y el más energúmeno de todos ellos propina una cobarde y brutal patada a don Ángel Díez Ibáñez", agrega. Asimismo, considera que "hay que tener en cuenta" que no consta que el Mensajero haya identificado al autor de la patada al portero.