En octubre del 2015, el municipio de Telde sufrió importantes daños causados por una tromba de agua. Tras el temporal, diversas autoridades pasaron por el lugar. El presidente Fernando Clavijo fue una de esas autoridades. Y en una reunión con la alcaldesa, Carmen Rosa Hernández, y el presidente del Cabildo, Antonio Morales, a Clavijo le salió el alcalde que aún llevaba dentro. Les explicó que la experiencia le había demostrado que los decretos de ayuda son complicados, lentos y una tortura para los ciudadanos que piden ayudas. En Santa Cruz y en La Laguna, con los daños de las inundaciones, los alcaldes comprobaron amargamente que es muy difícil demostrar ciertos daños a las propiedades privadas.

Clavijo, que había vivido en carne propia lo complicado que es sacarles un duro a los técnicos y funcionarios públicos que evalúan estos siniestros, le propuso a la alcaldesa de Telde que podría destinar inversiones para reparar infraestructuras públicas municipales, liberando así recursos para que fuera el propio Ayuntamiento, a través del área de Servicios Sociales, el que procediera a auxiliar a los ciudadanos. Nadie mejor que los alcaldes y sus concejales para saber con detalle la situación de los vecinos de su municipio.

Entonces surge la heroica figura de Antonio Morales. El presidente del Cabildo no comparte la idea de Clavijo. No se sabe bien si por la idea o por Clavijo. Así que su primera manifestación ante los medios de comunicación es que exige al Gobierno de Canarias que proceda a aprobar el decreto de ayudas para el municipio grancanario como se hizo en su día con el municipio de Santa Cruz. Y ahí queda eso. No es pleito, ¿vale? Es sólo por ser iguales. Y eso es justamente lo que finalmente hace el Gobierno: aprueba el decreto de ayudas. Aunque Clavijo se permite decir que "no va a servir para nada". Y Morales le contesta llamándole "irresponsable". Lo de siempre. Política "made in Canarias".

Han pasado los meses. Los vecinos de Telde han tenido que soportar un calvario de trámites y comprobaciones (29 expedientes resueltos, 2 aceptados y 27 rechazados) para recibir unas ayudas que les habrían llegado de una forma mucho más rápida y directa. Antonio Morales ha comprobado que un decreto de ayudas "como el de Santa Cruz" no sirve para nada. Un gran descubrimiento. Pero eso sí, afirma que la culpa es de Clavijo y del Gobierno de Canarias.

La culpa, realmente, es de la emulación. "Culo veo culo quiero", pone en el arco de entrada al pleito. El presidente del Cabildo de Gran Canaria exigió ayudas del Gobierno de Canarias "como las concedidas" a Santa Cruz de Tenerife tras las lluvias del 2014. Esas ayudas, en cuanto a obras públicas, fueron de cero euros. O sea, nada. Y en cuanto a las familias, las pocas que pudieron demostrar fehacientemente daños en mobiliarios y enseres, empezaron a cobrar a finales del año pasado. Las sirenas del pleito llevaron a Morales hacia los arrecifes. Esta vez se miró en el espejo equivocado y metió la pata. Clavijo tenía razón.