Nuestra Real Academia otorga a este vocablo, en la acepción 4, el siguiente significado: ''Volver al lugar o a la situación en que se estuvo''. Recuerdo cómo en aquellos tiempos previos a la victoria del PSOE en 1982 y después, Felipe González decía que cuando dejase la presidencia del Gobierno retornaría a su actividad anterior (abogado laboralista) y volvería a su piso. Era la expresión de savia nueva. Son muchos los recuerdos que guardo de la entrega que puse en aquellos tiempos para que se diese aquel resultado. Confiaba plenamente en la palabra de Felipe González, cuya imagen empapelaba mi coche en aquella campaña. Tenía una gran ilusión en lo que podríamos hacer desde aquel partido político.

Pasado no mucho tiempo toda aquella ilusión se vino al traste. Pasado algún tiempo más pude comprobar que el poder corrompe, y que lo afirmado y comprometido en su día carecía de validez. Felipe no retornó a su actividad laboral, no volvió a su pisito de antaño y rompió su vida conyugal. He visto en otros políticos que han ostentado poder, y en algunos otros de medio pelo, cómo una vez apeados de aquella situación han seguido medrando por derroteros alejados de su anterior actividad. Otros, que no tenían actividad profesional alguna, hicieron (y hacen) de la política su forma de vivir.

También hay personas que han entregado un tiempo a la política y al cesar en tal actividad han retornado a su profesión, a su anterior trabajo. Conozco a unos cuantos, y entre ellos me apetece mencionar a don Luis Balbuena y don Antonio Martinón. No es este el caso de don Paulino Rivero. Él no ha vuelto a ejercer la docencia como maestro de escuela. En los medios de comunicación estamos viendo cómo se manifiesta su deseo de seguir ostentando cierto poder, y cobrando por ello: ser presidente del Club Deportivo Tenerife S.A.D. O director general del mismo, que no sé si es un cargo que existe o don Miguel Concepción, actual presidente, se lo crea y otorga. En definitiva, no retornar a la difícil labor de la docencia.

No he querido decir ingrata labor, al referirme a la docencia, pese a que para algunos lo sea, porque también hay maestros/as vocacionales que, pese a los sinsabores que les proporcionan algunos padres y la administración educativa, se sienten henchidos de satisfacción al ver cómo sacan adelante en instrucción y valores a niños que dependen de ellos.

En términos generales, de la política se ha hecho una profesión. Y ello está corroyendo la esencia de la política y aún de la democracia.