La pasada semana comentaba la opción de relanzar las singularidades del Parque Rural de Teno, de igual modo que con el caserío de Masca, ya que sería una oportunidad para Teno Alto, último reducto de laurisilva por el noroeste de la Isla, con su emblemático Monte del Agua entre dos municipios vecinos, réplica más silvestre del lagunero de Las Mercedes. Un espacio de difícil acceso rodado, cerrado por ambas barreras en sus dos entradas, reducto vegetal de un Terciario casi extinguido y solapado hábitat del lagarto gigante aún refugiado en los abruptos acantilados.

En mi escapada de fin de semana, pregunté a título de curiosidad cómo sobrevivía un pequeño y confortable hotel situado en La Caleta de Interián, y la respuesta no pudo ser más obvia: "La mayoría de los clientes que allí se alojan son caminantes empedernidos, que una vez desayunados se dispersan por las cumbres para patearse los montes, y no regresan hasta el atardecer". Esta definición resume el turismo que desde La Gomera resalta Casimiro Curbelo, aprovechando la fidelización que mantiene la canciller alemana Angela Merkel. Una opción que supone la antítesis de la masificación playera del sur insular, con un turismo de mediana edad y mayor poder adquisitivo, que se muestra más sensible al paisaje natural que afín a la asfixiante discoteca, el whisky de garrafón y el alucinógeno ocasional.

Confieso que circulando por una de estas rutas opcionales, tras consulta previa en el restaurante en donde repuse fuerzas, volví a adentrarme por la vía litoral que conduce hasta el faro de Teno, que no visitaba hacía tiempo después de las obras ejecutadas por el Cabildo contra los desprendimientos, y me llevé la desagradable impresión del pésimo estado del asfalto, con varios tramos enteramente cubiertos de baches, algunos de hasta 10 y 12 centímetros de profundidad, especialmente al inicio de la salida del pueblo e incluso en la absoluta oscuridad -más difíciles de sortear- de los túneles del trayecto, aún sin revestir desde la época en que los inauguró el entonces ministro de Turismo, Fraga Iribarne. Estas protervas condiciones de la carretera no se corresponden con la diaria afluencia de vehículos particulares o turísticos a un lugar singular por sus peculiaridades edafológicas y paisajísticas, con el contraste del mar a barlovento y sotavento, y la visión opuesta de los famosos acantilados de Los Gigantes.

Sugiero, ante lo expuesto, que una de las prioridades del área de Carreteras de nuestro Cabildo tendrá que ser la urgente aplicación de una nueva capa asfáltica, a resolver en breve plazo con maquinaria adecuada. Una acción que complementaría el aún reciente enmallado para evitar desprendimientos de rocas. De no llevarse a cabo cuanto antes, habrá que volver a la opción de cerramiento temporal para acometer un interminable (yo diría que inadecuado y poco fiable) parcheado de emergencia. Quede aquí mi indicación.

Volviendo al ámbito capitalino, que en cierto modo está hermanado con algunas acciones del órgano insular, su primer edil sigue lamentando la lentitud burocrática para emprender la gestión del proyecto de la playa de Valleseco; o la continuación del túnel interior del puerto y el agravio comparativo de la Dirección General de Costas y el Ministerio de Medio Ambiente respecto de otros lugares, a la hora de conceder los permisos para el citado objetivo.

Vistos los hechos, concluimos que el factor prioritario que planea sobre nuestro ámbito es el del desprecio y la sordera crónicos del Gobierno central, gobierne quien gobierne. Pues siendo esta comunidad de las más cumplidoras en materia fiscal, no entendemos estas actitudes émulas de un colonialismo trasnochado.

jcvmonteverde@hotmail.com