Nueve fotografías de gran formato del artista chino Zhang Huan, en las que se autorretrató a diferentes horas del día con un texto en chino impreso en su cara, imágenes que describen metafóricamente la anulación del individuo, dan la bienvenida a la exposición "El fin del mundo como obra de arte", que se inaugura hoy, a las 20:00 horas, en el centro cultural TEA de Santa Cruz.

Esta muestra, que se podrá contemplar hasta el próximo 3 de julio, reúne una treintena de piezas de una veintena de autores, entre pinturas, esculturas, fotografías e instalaciones, cuyos contenidos deambulan en torno al concepto central que da título a la propuesta: "El fin del mundo como obra de arte", homónimo del libro escrito por el filósofo catalán Rafael Argull y editado por Acantilado, en el que utiliza diversos personajes históricos y mitológicos para describir los inciertos destinos del ser humano y su capacidad de destrucción.

Las piezas reunidas pertenecen a los diversos fondos del TEA, integrados por cerca de mil ochocientas obras, entre las que destacan en esta ocasión un cuadro de René Magritte y otro de Óscar Domínguez, además de creaciones de autores internacionales como la británica Cornelia Parker o el japonés Toshio Shimamura. Otras han sido realizadas por creadores canarios, entre ellos Julio Blancas, Juan Pedro Ayala o José Herrera, de quien se exhiben tres esculturas en hierro de grandes dimensiones que no se habían expuesto antes al público. Por otro lado, Jesús Hernández, Sergio Acosta, Israel Pérez y María Requena participan con unas obras que han sido realizadas expresamente para esta iniciativa.

El comisario de la exposición, Isidoro Hernández, conservador de la colección del TEA, explicó a grandes rasgos la filosofía de esta colectiva, que aglutina trabajos datados en el periodo comprendido entre 1928 y 2016.

"Estas obras se aproximan y simulan un final del mundo", según la visión de cada artista, quienes no han creado imágenes de corte apocalíptico sino que juegan con la imaginación poética y el reino de la metáfora. También comentó que para darle cierto dinamismo y actualidad se había invitado a artistas canarios para establecer vasos comunicantes entre unas y otras, además de resaltar que el arte canario goza de buen nivel.

El tinerfeño Jesús Hernández presenta "Sombras de humo", obra sobre papel en la que ha plasmado una serie de elementos surgidos de la emocionalidad onírica y los impulsos conceptuales. Las seis pinturas las ha realizado con sedimentos elaborados por él mismo a partir de pigmentos, temple, grafito y pan de oro. "Esta obra va por dos caminos, uno hacia dentro y otro hacia fuera. Ese espacio difuso entre lo que vemos y lo que no vemos, entre lo concreto y lo abstracto".

El venezolano Sergio Acosta da a conocer "Vacíos de agua", cinco fotografías de gran formato que retratan depósitos de agua vacíos, en las que "reflexiona sobre las ausencias y el final de un modelo, el de la cultura del agua en Canarias. También sobre la dicotomía entre continente y contenido".

Por último, el tinerfeño Israel Pérez, que hace equipo con María Requena, interviene con "Territorios baldíos", ocho esculturas colgadas en la pared que han sido elaboradas con madera de cedro, óleo y grafito en polvo. "Habla del paisaje como conducto cultural. Son piezas talladas a mano y en esas cicatrices horadadas se incrustan objetos geométricos que recuerdan a una fortaleza. También habla del dibujo como poder para cartografiar el mundo".